Si todo va bien es gracias a Ti. / Si va mal, también es gracias a Ti.
(Canción popular hasídica)
(Canción popular hasídica)
“Las verdades contenidas en las doctrinas religiosas aparecen tan deformadas y tan sistemáticamente disfrazadas que la inmensa mayoría de los hombres no pueden reconocerlas como tales”. La afirmación de Freud, estratégicamente colocada como primera frase del prefacio, es sobre la que se construye toda la teoría y la acumulación de ejemplos de El Héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito de Joseph Campbell, un libro que demuestra, una vez más, y como tanto le gustaba repetir a Borges, que todas las historias son la misma. Y también desde las primeras frases deja claro Campbell que la finalidad de su libro “es descubrir algunas verdades”.
“Los esquimales de Groenlandia enumeran una marmita hirviendo, un hueso pélvico, una gran lámpara ardiente, guardianes monstruosos y dos rocas que se entrechocan y se abren”.
Y como en un viaje, nunca mejor usada la expresión, el antropólogo va siguiendo a un mismo héroe en sus encarnaciones con ejemplos que van de los chamanes de Siberia a la mitología prehispánica, del catolicismo medieval a los sueños contemporáneos, de la India a los pueblos del África más profunda. Campbell sigue, y hace que el lector siga a un héroe que siempre atraviesa los mismos peligros, que siempre tiene los mismos ayudantes y las mismas pruebas, hasta alcanzar un destino más alto, regresando a veces, a veces muriendo. Y demostrando, con fuentes y ejemplos, que es, a pesar de la diversidad de nombres y encarnaciones, uno sólo ese mismo que se presenta bajo mil rostros dando título al libro.
“De la concepción el incremento, / Del incremento el pensamiento, / Del pensamiento el recuerdo, / Del recuerdo la conciencia, / De la conciencia el deseo”
Tras unas primeras páginas en las que plantea de manera general, aunque profunda, las relaciones entre mito y sueño, entre héroe y divinidad, que van a aparecer y reaparecer a lo largo del libro, se centra en lo verdaderamente interesante para cualquier lector: la aventura del héroe. A partir de esa página el libro puede leerse como una colección anotada de cuentos folclóricos y mitologías del mundo, como, para el lector especializado en antropología, un estudio comparativo o, ara el psicoanalista como una confirmación de las teorías jungianas sobre el inconsciente colectivo. Tema este que aparece explicitado una y otra vez, cada unas cuantas páginas como para que el lector lo recuerde.
“En la oficina del psicoanalista moderno las etapas de la aventura del héroe salen a la luz de nuevo en los sueños y alucinaciones del paciente. Desaparece una profundidad tras otra de las ignorancias de sí mismo, con el analista representando el papel del ayudante”.
Alternando ambas facetas, la de recopilador y explicitador de las ideas subyacentes bajo los mitos fundacionales y la de analista contemporáneo, Campbell va llevando al lector por un mundo mágico, fantástico aunque no tanto, en el que al final se ve reflejado como en un espejo. Y todo no para explicar o racionalizar sino para demostrar, de ese modo que quien recorre el mismo viaje que el autor y el héroe no puede sino hacer suyo, que en cualquiera de esas historias están cada uno de los miembros de la raza humana.
“El Príncipe Madera y la Madre Metal reunieron luz y oscuridad y así crearon la raza humana, el hombre y la mujer. Y así gradualmente apareció el mundo…” ¿Quién no ha sabido, o sentido, que el mundo, en efecto, sólo puede crearse así?
El siempre grande Javier Marías
comienza su novela recién publicada con la siguiente frase. “La última vez que vi a Miguel Desvern o Deverne fue también la última que lo vio su mujer, Luisa, lo cual no dejó de ser extraño y quizá injusto, ya que ella era eso, su mujer, y yo era en cambio una desconocida y jamás había cruzado con él una palabra”. Y a partir de ahí Los Enamoramientos propone, no una novela más sino una novela de Marías, una de las voces más peculiares de la literatura en lengua española actual. Una novela en la que lo importante es la trama, por supuesto, pero también con el lenguaje (“lo último de lo que se debió dar cuenta fue de que lo acuchillaban por confusión y sin causa, es decir, imbécilmente, y además una y otra vez, sin salvación, no una sola, con voluntad de suprimirlo del mundo y echarlo sin dilación de la tierra, allí y entonces”) y, por supuesto, con las verdades últimas (“Tarde para qué, me pregunto. La verdad es que lo ignoro”).
Banda sonora
Me estás robando horas de sueño, / me estoy mintiendo y me lo creo, / pero como te estoy queriendo, / no tiene medida ni tiene tiempo. // Olvidarme de todo no lo contemplo. / ¿Por qué siempre me pides lo que no tengo? // Me he preguntado tantas veces, quién soy yo para ti, / y qué lugar ocupo en tu vida. / Y es que a veces te miro / y parece como que si, / pero hay otras que hubiera preferido / no fijarme nunca en ti. (La Bien Querida, “Sentido Común”).
“Los esquimales de Groenlandia enumeran una marmita hirviendo, un hueso pélvico, una gran lámpara ardiente, guardianes monstruosos y dos rocas que se entrechocan y se abren”.
Y como en un viaje, nunca mejor usada la expresión, el antropólogo va siguiendo a un mismo héroe en sus encarnaciones con ejemplos que van de los chamanes de Siberia a la mitología prehispánica, del catolicismo medieval a los sueños contemporáneos, de la India a los pueblos del África más profunda. Campbell sigue, y hace que el lector siga a un héroe que siempre atraviesa los mismos peligros, que siempre tiene los mismos ayudantes y las mismas pruebas, hasta alcanzar un destino más alto, regresando a veces, a veces muriendo. Y demostrando, con fuentes y ejemplos, que es, a pesar de la diversidad de nombres y encarnaciones, uno sólo ese mismo que se presenta bajo mil rostros dando título al libro.
“De la concepción el incremento, / Del incremento el pensamiento, / Del pensamiento el recuerdo, / Del recuerdo la conciencia, / De la conciencia el deseo”
Tras unas primeras páginas en las que plantea de manera general, aunque profunda, las relaciones entre mito y sueño, entre héroe y divinidad, que van a aparecer y reaparecer a lo largo del libro, se centra en lo verdaderamente interesante para cualquier lector: la aventura del héroe. A partir de esa página el libro puede leerse como una colección anotada de cuentos folclóricos y mitologías del mundo, como, para el lector especializado en antropología, un estudio comparativo o, ara el psicoanalista como una confirmación de las teorías jungianas sobre el inconsciente colectivo. Tema este que aparece explicitado una y otra vez, cada unas cuantas páginas como para que el lector lo recuerde.
“En la oficina del psicoanalista moderno las etapas de la aventura del héroe salen a la luz de nuevo en los sueños y alucinaciones del paciente. Desaparece una profundidad tras otra de las ignorancias de sí mismo, con el analista representando el papel del ayudante”.
Alternando ambas facetas, la de recopilador y explicitador de las ideas subyacentes bajo los mitos fundacionales y la de analista contemporáneo, Campbell va llevando al lector por un mundo mágico, fantástico aunque no tanto, en el que al final se ve reflejado como en un espejo. Y todo no para explicar o racionalizar sino para demostrar, de ese modo que quien recorre el mismo viaje que el autor y el héroe no puede sino hacer suyo, que en cualquiera de esas historias están cada uno de los miembros de la raza humana.
“El Príncipe Madera y la Madre Metal reunieron luz y oscuridad y así crearon la raza humana, el hombre y la mujer. Y así gradualmente apareció el mundo…” ¿Quién no ha sabido, o sentido, que el mundo, en efecto, sólo puede crearse así?
El siempre grande Javier Marías
comienza su novela recién publicada con la siguiente frase. “La última vez que vi a Miguel Desvern o Deverne fue también la última que lo vio su mujer, Luisa, lo cual no dejó de ser extraño y quizá injusto, ya que ella era eso, su mujer, y yo era en cambio una desconocida y jamás había cruzado con él una palabra”. Y a partir de ahí Los Enamoramientos propone, no una novela más sino una novela de Marías, una de las voces más peculiares de la literatura en lengua española actual. Una novela en la que lo importante es la trama, por supuesto, pero también con el lenguaje (“lo último de lo que se debió dar cuenta fue de que lo acuchillaban por confusión y sin causa, es decir, imbécilmente, y además una y otra vez, sin salvación, no una sola, con voluntad de suprimirlo del mundo y echarlo sin dilación de la tierra, allí y entonces”) y, por supuesto, con las verdades últimas (“Tarde para qué, me pregunto. La verdad es que lo ignoro”).
Banda sonora
Me estás robando horas de sueño, / me estoy mintiendo y me lo creo, / pero como te estoy queriendo, / no tiene medida ni tiene tiempo. // Olvidarme de todo no lo contemplo. / ¿Por qué siempre me pides lo que no tengo? // Me he preguntado tantas veces, quién soy yo para ti, / y qué lugar ocupo en tu vida. / Y es que a veces te miro / y parece como que si, / pero hay otras que hubiera preferido / no fijarme nunca en ti. (La Bien Querida, “Sentido Común”).
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