martes, 8 de marzo de 2011

Tres poemas al modo de Anna Górenko

Toda una generación ha pasado a través de mí como una sombra.
(A. A.)

I
En los terribles años de la mediana edad estuve siempre siete meses. Una vez alguien me reconoció. Entonces una mujer que estaba junto a mí, con los labios azules y casi en ruinas, susurró a mi oído. "¿Podrás hablar de esto?". Y le respondí. "Podré." Entonces algo como una sonrisa resbaló en aquello que alguna vez había sido un rostro amado.

II
Yo también brindo por la casa y el llanto,
por la vida pasada y la soledad sórdida.
Brindo por ti, por los labios
hermosos aun cuando no eran claros,
por tus ojos fríos y asesinos,
por el mundo grosero y cruel y traicionero.

Pero no sé si brindar
con Dios o maldecirlo
por este mal reparto de la suerte.

III
No, no es ella la que sufre.
Es otra. Ella no podría.
Ella retira los faroles y coloca
velos negros sobre el espejo.
Es de noche.

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