miércoles, 31 de marzo de 2010

Felicidades

a.

Un fragmento de Claudia Posadas:

Dame el átomo atanor donde nazca otra sustancia y otras sean las células de nuestro nombre invisibles y fosfóricas aguas infinitas y lustrales santo Arcanum del que brota la conciencia que nos es debida santo Grial donde surge al fin la Advocación bajo la cual nos resguardamos bendito Azoth donde la rosa que un Ser de Estrella y un Ser un astro y emanar-permanecer como los astros uncidos en su propia aura todos entramados todos

y un video (o dos o tres):



(en zaragoza y en el df)

Como moro soy más moro.
Como cristiano, cristiano.
Como bueno soy más bueno.
Como malo soy más malo,
soy más malo que el veneno.

Después de haberme llevado
toda la noche de jarana,
después de haberme llevado,
me vengo a purificar
debajo de tu ventana
como si fuera un altar.

Ya no me asomo a la reja
que me solía asomar,
ya no me asomo a la reja,
me asomo a la ventana
que hay en la soledad,
que hay en la soledad.

No sé si me iré a Ubrique,
o me iré a Grazalema,
no sé si me iré a Ubrique,
o a Alcalá de los Gazules,
o a Alosno que es mi tierra,
no sé si me iré a Ubrique.

De oro barcelonés
un anillo te prometo,
de oro barcelonés,
si dices por la mañana
ese que canta quién es,
por la noche en tu ventana.

Ya no me asomo a la reja
que me solía asomar,
ya no me asomo a la reja,
que me asomo a la ventana
que hay en la soledad,
que hay en la soledad.

lunes, 29 de marzo de 2010

Yevtushenko y otras notas sobre poesía

Romper el círculo vicioso de ilusiones y crímenes sólo puede hacerlo la exquisitez de comprensión de la vida. Y a esta exquisitez se arriba precisamente con la poesía.

(Yevgueni Yevtushenko)


 

Adiós, Bandera Roja (FCE, 1997) de Yevgueni Yevtushenko es uno de esos libros que combina una exquisita labor poética con un imperativo moral: decir siempre la verdad. Una verdad que resume en su defensa de la poesía con unas conmovedoras palabras: "Hoy todos somos testigos de un complot mundial / de la vulgaridad triunfante contra la exquisitez. / Pero si la vulgaridad es inmortal, también es inmortal / la resistencia contra ella".


 

A pesar de que el poeta ruso fue durante su época, no tan lejana, una superestrella no sólo de la poesía, con recitales de más de veinte mil personas, entre ellos uno en Chile con Pablo Neruda, sino también del cine, como director y como actor, hoy Yevtushenko está ciertamente olvidado. En la época de la rapidez y la vida virtual, un poeta que propone la lentitud ("El mal del siglo es la prisa / y el hombre, secándose el sudor de la frente, / se mueve por la vida como un peón acosado / cuando se encuentra fuera del tablero") y el amor a la tierra (a todas "Me gustaría / nacer en todos los países / tener pasaporte / para todos" y a la propia "que no descanse mi cuerpo / ni en la tierra francesa, / ni italiana, / sino en la tierra rusa, amarga, / en una colina verde, / donde por vez primera / me sentí todo el mundo") ha de ser a fuerza un poeta poco comprendido.


 

Una poesía la de Yevtushenko que en momentos se convierte, literalmente, en oración cuando expresa en "Conversación con Dios" en unos versos que no podían ser más adecuados para estos tiempos (y, lamentablemente, para todos): "Dios conceda que no nos ensucie el poder, / que no seamos falsos héroes / y nos conceda la riqueza, de ser posible, / pero sin robar. // Dios nos conceda la ancianidad / sin ser devorados por cuadrilla alguna, / sin ser víctima ni verdugo, / ni señor ni mendigo".


 

Una oración de W. H. Auden

"Y, ahora, roguemos a la intención de quienes detentan alguna desgraciada partícula de autoridad, roguemos por todos aquellos a través de quienes tenemos que sufrir la tiranía impersonal del Estado, por todos aquellos que investigan y contrainvestigan, por todos aquellos que dan autorizaciones y promulgan prohibiciones, roguemos por que no consideren jamás la letra y la cifra como algo más real y más vivo que la carne y la sangre… y haced, Señor, haced que nosotros, simples ciudadanos de esta tierra, no lleguemos a confundir al hombre con la función que ocupa. Haced que tengamos siempre presente en el espíritu y en la mente que de nuestra impaciencia o de nuestra pereza, de nuestros abusos o de nuestro temor a la libertad, de nuestras propias injusticias, en fin, ha nacido este Estado que tenemos que sufrir para perdón y remisión de nuestros pecados". (de Canción de Cuna).


 

Un consejo de Shostakovich

"Shostakovich, que estaba a mi lado y escribía sin cesar en su libreta de notas abierta sobre las rodillas, me cuchicheó con desasosiego: / -Tengo mi método, Yevguni Alexandrovich, para no aplaudir. Aparento que escribo estos grandes pensamientos. Gracias a Dios, todos ven que tengo las manos ocupadas", escribe Yevtushenko.


 

Un número muy especial

La Gaceta del Fondo de Cultura Económica dedica su número de enero de 2010 a la poesía con el hermoso título de "Poesía en el Fondo" cuyo índice es una selecta selección de autores que van del siempre impecable Chumacero al (aquí no tan) vanguardista e. e. Cummings, de la directa Szymborska a la más desconocida Feli Dávalos, de la sonora profundidad de Cuesta a la de Deniz en página opuesta. Y así hasta completar con Pacheco, Sor Juana, Pita Amor, Zaid, Pound, Mallarme o Sarduy un número que puede leerse como una antología mínima cuyo único criterio es la altísima calidad de cada texto sin importar lengua, época o estilo. Es decir, un verdadero modo de acercar al lector a la poesía ofreciéndole tal variedad que resulta casi imposible que algo no le llegue.


 

Sobre las lecturas de poesía

Dana Gioia daba seis consejos en mayo de 1991 en su ya mítico artículo "¿Importa la poesía?". De ellos, hay tres que siempre conviene tener en la mente. Parafraseados y acortados vienen a ser los siguientes. Primero, cuando los poetas leen sus poemas, deben también leer poemas de otros autores para que la celebración sea de poesía y no de una poesía. Cuarto, cuando un poeta compila antologías debe ser escrupulosamente honesto al incluir solo poemas que admire. Quinto, los maestros de literatura, especialmente en secundaria y preparatoria, deben preocuparse más de la vivencia, de la lectura, que del análisis.


 

Banda Sonora

Como soy medio tonto nunca me entero. / Nunca me entero / ni de las seguiriyas ni de los tientos. / Lo que tú me decías ahora lo entiendo/ Ahora lo entiendo. // Solo puedo decirte cuanto lo siento ("Yo le estoy pidiendo a Dios", Los Planetas)

lunes, 22 de marzo de 2010

¿Carta o poema?

No importa. La última carta de la Dickinson.
Little Cousins:

Called back.

Emily.
Banda Sonora: Adiós, Alex Chilton.

sábado, 20 de marzo de 2010

40 Barcos de Guerra y Henry James

Para Andrés Cisneros de la Cruz,

por su "multipakera" generosidad.


Influir en la calidad del día, esa es la más elevada de las artes.

(Henry David Thoreau)


40 Barcos de Guerra (edición independiente, 2009) no es una antología a pesar de su subtítulo "Antología de Poesía y sus editoriales". Tampoco es una compilación a pesar de su tamaño, más de 160 poetas, a pesar de su volumen, más de 600 páginas, y, sobre todo para quien quiere cargarlo para ojearlo (mejor el azar de la lectura que el orden con un libro así), a pesar de su peso, casi un kilo y medio. 40 Barcos de Guerra es, hay que decirlo alto y claro como le gustaría a sus participantes, una necedad, en el sentido que el diccionario de la RAE da al necio "terco y porfiado en lo que hace o dice", y una necesidad.

En realidad, no son cuarenta barcos, las editoriales independientes de poesía, sino cuarenta y dos las que unieron esfuerzos para ofrecer, a razón de cuatro poetas por embarcación. Cuarenta y dos proyectos que el lector perdido en la provincia, y más en esta tan apática con todo proyecto que no sea el suyo propio, difícilmente encontraría de otra manera. En total, 168 poetas que con sus altibajos, poemas y escritores de calidad junto a otros de no tanta y algunos, quienes tendrá que decirlo quien entre a este volumen, de muy poca, demuestran, precisamente en esa diversidad, además de en calidad en modos y maneras distintas, en formas y temáticas a veces radicalmente alejadas, que lo más necesario en estos tiempos, de estéticas y asuntos demasiado semejantes, es ofrecer al lector el mayor abanico posible y que la última palabra la tenga este.

La nómina, representativa, en su mayor parte, ofrece varios de los nombres que siempre, en mayor o menor medida, con trayectoria más o menos larga, han estado en la escena menos favorecida del país, nombres que aparecen en encuentros, en revistas, en ediciones de difícil encontrar. Como señala Enrique González Rojo en el Exordio, poniendo el dedo en las mismas llagas en que lleva ya años desde aquellos "Prolegómenos a una sociología de la mafia literaria", este modo de seleccionar "se contrapone tajantemente al modo petulante y narcisista de las antologías tradicionales". Idea que reafirma, desde una óptica más general, Adriano Rémura en la Presentación, cuando escribe, con algo podía aplicarse a cualquier antología, "un libro es en sí un concepto, un rigor, un breve universo que entrega el discurso: desde el título hasta la conclusión, y en el caso antológico los criterios, son los que determinarán su carácter".

Ediciones Arlequín, Cantera Verde, Literalia Editores, Letras de Pasto Verde y VersodestierrO son, si hubiera que destacar alguna, ya que la labor, diferente en cada uno de los casos es la misma, la difusión de la poesía y de los poetas, las editoriales que marcan un ritmo constante, con trabajo, con dedicación en los márgenes de la, sea lo que sea, literatura bendecida por el poder, así con minúscula para no darle tanta importancia. Hay otras, más desconocidas, que merecen, por la calidad de los elegidos o la promesa en la introducción individual que tiene cada uno de los proyectos editoriales, que merecen ser buscadas (labor a la que ayuda enormemente el hecho de que al final venga un directorio de todos los involucrados y una dirección de correo).

¿Los nombres? Eso que sea responsabilidad, y hay de todo para elegir, de quien se acerque a este volumen tan necesario. Una apuesta, tan personal como lícita sería cualquier otra, incluiría, a vuela pluma aunque con el placer de la relectura, a Juan Carlos H. Vela, Claudia Barrueto, Isolda Dosamantes, Bruno Montané, Blanca Estela Roth, Jorge Posada, Anuar Zuñiga, Javier Moro, José Pulido, Mario Islasáinz, Andrés Cisneros de la Cruz y Adriana Tafoya que une a su poesía haber tenido la idea de esta necesaria y necia publicación.


Cita Alfred Kazin

en su ya clásico ensayo sobre el realismo usamericano (En Tierra Nativa. Interpretación de medio siglo de literatura norteamericana, FCE, 1993) a Henry James. Primero en The Art of Fiction: "La única razón de la existencia de una novela es que trata de representar la vida". Después, cuando el propio James se corrige a sí mismo en el Atlantic Monthly: "No depende de nosotros, hasta ahora, discutir si una novela debiera ser un fragmento de la vida o una estructura levantada sobre un castillo de naipes, pues aún no nos hemos decidido sobre si eso puede describir la vida en general".


Banda Sonora

He got his photo in the news, / but he had to suffer their abuse. / He led them on now he must go. // Where's Bill Grundy now? / Where's Bill Grundy now? // Poor Bill Grundy! ("Where's Bill Grundy now?", TV Personalities / Los Planetas).

jueves, 18 de marzo de 2010

Una nota a pie de página (para los adolescentes muertos)

Originalmente publicado en El Cafecito.

En español ya estaban Edward Cullen, el hermoso vampiro, la ahora cinematográfica Susie Salmon y la extrañísima protagonista de Ghostgirl, pero si la moda continúa y se traduce habrá que estar atentos a la oleada que, en inglés, se está dando de adolescentes muertos. Before I die (Antes de que me muera) de Jenny Downham cuenta la historia de Tessa que, a sus dieciséis, quiere perder la virginidad antes de morir de leucemia. Jay Asher en Thirteen Reasons Why ("trece motivos" sería una buena traducción) en que trece personas reciben un casette con los motivos por los que Hannah Baker se ha suicidado. Y parecidísimo a Ghostgirl,  Lisa Schroeder en I Heart You, You Haunt Me ("yo te amo, tú me asustas") cuenta la historia del novio que vuelve a atormentar a la parte de la pareja que se ha quedado viva.

Ese espíritu adolescente se resume en unas cuantas líneas de Before I fall ("si sobrevivo") de Lauren Oliver cuya protagonista, que repite una y otra vez el día de su muerte al ser atropellada, escribe: "La cosa es que nunca se sabe. No es que te levantes con un malestar en el estómago. No ves sombras donde no debería haberlas. No te acuerdas de decirles a tus padres que los amas o –en mi caso- decirles adiós a todos. Si eres como yo, te levantas siete minutos cuarenta y siete segundos antes de que tu mejor amigo te recoja. Estás demasiado ocupada pensando en cuántas rosa te van a dar en San Valentín como para hacer algo más que ponerte a toda prisa la ropa, lavarte los dientes y rezarle a Dios para que te hayas dejado el maquillaje en la bolsa para arreglarte en el coche. Si eres como yo, tu último día comienza así".

Mientras termino de escribir la columna de cada semana, una amiga, curiosa y siempre atenta a la lógica de cualquier acontecimiento cultural, se asoma por encima de mi hombro y cuestiona en voz alta. "¿Y si eso nos lleva a una oleada de suicidios juveniles?".

No le contesto las dos primeras ideas que me vienen a la cabeza. (Siempre me dice que piense antes de decir algo porque luego tengo que arrepentirme). La primera es que, hasta ahora, en una de las ciudades con mayor tasa de suicidios juveniles, no ha hecho falta la literatura (y menos la aún sin traducir) para semejantes cifras. La otra, un ironía, buena pero fuera de lugar, es que eso al menos demostraría que nuestros jóvenes ya empiezan a leer. Pero sólo de imaginar su cara de reproche me lo callo.

Tiene razón. Hay algo significativo detrás de toda esta avalancha, que en inglés ya tiene un par de años, pero que hasta ahora no ha comenzado a ser notas aisladas, cada vez menos aisladas, en la prensa cultural y en los pocos suplementos de libros que van quedando.

Arriesgar una propuesta que lo explique cuando hay tantos factores en juego es siempre complicado. Intuir que es lo que hay detrás de la mente de quince, dieciséis o veinte escritores es tarea más que imposible. (Ya es imposible con uno sólo).

La gente, especialmente los jóvenes, algunos jóvenes, ya está harta (y mientras que las famosas redes sociales abren a todos, a todos aquellos con el poder adquisitivo suficiente, la posibilidad de perder el tiempo de maneras igual de idiotas, pero más cibernéticas) de que le den gato por liebre. De que la vida no sea sino una sucesión de compras (al menos, de ofertas), de cuerpos sanos y de tipos y tipas que no tienen nada más que hacer que divertirse, holgazanear y disfrutar. Comparar, algo que tarde o temprano se hace, la vida falsa, "la vida loca" que cantaba (no recuerdo el nombre, en serio), con la vida de a de veras, con la vida real, la primera sale perdiendo. No porque no sea atractiva sino precisamente por ser falsa. (Se puede engañar a algunos todos el tiempo o se puede engañar a todos algún tiempo; pero no se puede engañlar a todos todo el tiempo).

La gente, especialmente los jóvenes, algunos jóvenes, están hartos de que la vida no sea como la que pintan, principalmente ese canal de cartón piedra que es MTV. (Es adecuado recordar que, además, la serie más "realista" de todas cuantas propone el canal es, la que menos se ve, la que no ha podido pegar entre el segmento de población al cual va dirigido. Claro, Skins). Y, como consecuencia, como reacción, lo único que queda probar, aunque sea ficticio, aunque sea literatura, es la muerte. Todo lo demás es lícito. Morir es ya la última experiencia. (Bueno y con, Teen mom, un embarazo adolescente no deseado; pero eso tiene demasiadas desventajas).

Cuando ya no queda nada, la muerte es la única salida.

"Lo malo de la educación laica", decía ya hace tiempo el nada católico Ezra Loomis Pound, "es que no enseña cómo morir". Y es que, como propone otra amiga más querida aún, "no ha pasado nada desde la muerte de Kurt Cobain". (Corrijo: la caída de las torres gemelas y el ascenso de Fox al poder. (Me corrijo de nuevo: no ha pasado nada)). Salvo esta oleada de muertos en vida y muertos adolescentes y adolescentes agonizantes y adolescentes que saben que van a morir. Y eso ya es suficiente.

Dust to dust, ashes to ashes cantaba Bowie hace tiempo. Si eso no es espíritu juvenil, si eso no es punk, si eso no es nihilismo en estado puro, qué baje Dios y lo vea. Y, sobre todo, que nos pille confesados. Mil palabras casi exactas. Con esta, Amén, lo son.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Ya lo dijo Bertrand Russell (antes y mejor)

El problema del mundo es que los estúpidos están seguros de sí mismos
y los inteligentes llenos de dudas.

martes, 16 de marzo de 2010

El último cuento de Junot Díaz comienza así:

Estos últimos meses. No hay modo de decirlo bonito o de fingir que fueron otra cosa: Rafa estaba jodido. Por aquel entonces sólo yo y mami cuidábamos de él y no sabíamos qué coño hacer, qué coño decir. Por eso no decíamos nada. Mi madre no era del tipo efusivo, tenía una de esas personalidades del tipo de miras limitadas, simplemente le caía la mierda encima y nunca sabías como se sentía. Parecía que sólo asumía las cosas, nunca reflejaba nada, ni frío ni calor. Entrecerraba sus ojos, quizá, o hacía una mueca, pero eso era todo. Yo, yo no hubiese querido hablar aunque me hubieran invitado a hacerlo. Las pocas en que los chicos de la escuela sacaban el tema, enloquecía. Les decía que se ocuparan de sus pinches asuntos. Que se apartaran. Yo tenía diecisiete y medio. Fumaba tanta hierba que si recuerdo una hora de aquellos tiempos es mucho.

(New Yorker de esta semana).

sábado, 13 de marzo de 2010

En inglés

No es natural que nos guste aquello que no nos es familiar.

(Caroline Gordon sobre Flannery O'Connor)


 

Flannery O'Connor es una autora que ha tenido desigual suerte en español. En España ha sido publicada en Lumen y en la catoliquísima editorial encuentro; en México, en Jus. Sin embargo, su fama mediática, tan necesaria, por desgracia, para lo que se publica, para que lo que se publica se lea. Es además de sureña, lo que ya confiere una particularidad a su escritura, tanto en personajes como en tono, acérrimamente católica, tan admiradora del otro gran heterodoxo usamericano, Thomas Merton, como él lo era de ella, pero de un catolicismo hijo del "cinturón bíblico" por un lado como de una más que fuerte personalidad, esa que le hizo escribir ironizando sobre su propio lupus degenerativo que "los lisiados entraremos antes que nadie en el reino de los cielos… porque apartaremos a los demás a golpes de muleta".

The Complete Stories (reeditado por Farrar, Straus and Giroux un año sí y al siguiente también también) reúne, además de sus dos libros completos de cuentos, doce que jamás habían aparecido salvo en revistas o en su tesis de escritura. Los temas se repiten una y otra vez: la diferente relación con el negro de generaciones sucesivas, la caridad que termina ahogando al auxiliado, el bien que al hacerse fuera del hogar se convierte en maldad dentro de este y, sobre todo, la imposibilidad de huir del castigo divino sea lo que sea que se haya hecho, como explica uno de sus personajes "tarde o temprano vas a olvidar lo que hiciste pero, al final, se te ha de castigar por eso", una extraña lectura de la justicia divina.

Todos los cuentos, y esa es una de las características más destacadas de O'Connor, tienen una estructura muy sencilla de avance, de descripción, de dialogo costumbrista, especialmente en el habla del negro, pero que, al mejor estilo de Joyce, otro católico sui generis, pero bajo la que subyace una verdad eterna, divina en este caso, que no se revela, y esa revelación es siempre dentro del lector, hasta los momentos finales del cuento.

Cuando alguien alcanza la maestría formal y ética de Flannery O'Connor es difícil, lo es incluso para Bloom cuando habla de ella, escoger uno o dos de sus textos como representativos, por el propio hecho de que todos los son e igualmente. "La Espalda de Parker", con apenas tres personajes, logra lo que casi alcanza Flaubert con el loro de "Un Corazón Simple", una verdadera explicación del problema de representar a Dios con una forma que los ojos humanos entiendan mientras que, en el extremo contario, está "Un Buen Hombre es Difícil de Encontrar" que trata mediante el asesinato, simplemente porque estaban ahí, de una familia completa de entender como el castigo es siempre más importante que el acto en sí o el arrepentimiento que de nada sirve.


 

Algo más que un gato y un sombrero

Definiciones sobre clásicos hay muchas y, de entre ellas, la de Calvino siempre funciona. Para el italiano un clásico es un libro que siempre tiene algo nuevo que decir. Y los libros, libritos sería más exacto por el tamaño, del Dr. Seuss siempre funcionan. Hay muchos, y mucho se pierde en los intentos de traducción al español que hay (labor difícil donde las haya dado lo fonético de sus rimas y sus juegos de palabras), pero además del Grinch, famoso hace algunas temporadas, hay varios que en cada regreso son siempre frescos, rítmicos, de rimas inesperadas y llenos de hallazgos que quedan en la memoria. Y que, a pesar del idioma, son tan tan tan sencillos que cualquiera puede disfrutarlos.

Además del más que famoso The Cat in the Hat y su menos conocida segunda parte The Cat in the Hat comes Back, hay dos historias, cada una inolvidable a su modo, que deberían ser tan conocidas como su obra más conocida: I Can Read with My Eyes Shut, toda una apología de la lectura y lo que esta puede ofrecer, y el reto de escribir un libro que sólo contenga palabras incluidas en la lista de las doscientas más usadas del idioma, ese rítmico y rimado Green Eggs and Ham. Más didáctico, pero no aburrido, resulta Dr. Seuus's ABC que es, como su nombre indica, un alfabeto para los más pequeños con la peculiaridad de que las palabras son, frente a las típicas listas escolares, sorpresas surrealistas casi como un camello en el techo (camel on the ceiling) o un león perezoso lamiendo una paleta (lazy lion licking a llolipop).

Y, aunque nunca en la lista de favoritos del autor, There's a Wocket in my Pocket es, probablemente el mayor hallazgo en creatividad de su larguísima obra, un libro que, simple, propone un viaje por una casa donde cada habitación y cada esquina y cada cosa está invadida por un monstruo de nombre a cual más extraño (wocket, zall, yeps, wellar, vug) que rima siempre con el lugar en que se hallan escondidos.


 

Banda Sonora

"Y tú tenías que reconocerlo / que conmigo es con quien más te gusta hacerlo" ("No sé cómo te atreves" (demo), Los Planetas).

viernes, 12 de marzo de 2010

Reality Hunger en el NYT

Una de las propuestas más originales que se han escrito ultimamente.

A Miguel Delibes,

sin ser uno de mis autores favoritos (hace tanto que ni siquiera abro un libro de él; de hecho, no sé si tengo alguno en casa ahora mismo), le debo dos cosas que uno nunca termina de apreciar:
1) haber descubierto tan temprano, con una lectura adolescente de Cinco Horas con Mario, que la literatura en realidad no es sino una larga conversación con la muerte y los muertos (o contra ella).
2) aprender que el estilo no lo es todo: "mi vida de escritor no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los momentos de mi vida".
Maestro, ojalá se le cumpla lo que escribió para su epitafio "Espero que Cristo cumpla su palabra".
Con a., siempre tan atenta y lectora y compartida.

domingo, 7 de marzo de 2010

Hombres lobo y adolescentes muertos

Luego, horrorizado, le parece ver, a través de un vaho de vapor, que las piernas y los brazos de su padre se están despojando lentamente de mechones dispersos de pelos negros y terrosos.

(Claude Seignolle, Le Gâloup)


 

En el mercado editorial, de un modo muy semejante al cine, los movimientos se suelen dar, principalmente, por dos causas que resultan ajenas al proceso de creación: la moda y la casualidad. El hombre lobo, la versión cinematográfica, es moda; Los Hombres-Lobo, así con guión intermedio, (Siruela, 2002) es una casualidad de cajón de baratillo, lo que tratándose de la editorial española se agradece y bastante.

La labor de J. A. Molina Foix es, además de exquisita como antólogo, de una claridad, concisión y erudición como pocas en sus páginas introductorias. La selección, sorpresiva, sólo tiene un nombre medianamente reconocible para el aficionado a la literatura fantástica, Algernon Blackwood, mientras que los demás, basando parte del criterio de selección en autores desconocidos, o menos canónicos. El resto de los autores que proponen variaciones sobre el tema del hombre lobo son Frederick Marryat, Sutherland Menzies (que, según Molina Foix, puede ser el seudónimo de una mujer), Peter Fleming (hermano mayor del creador de James Bond y, mérito añadido para escribir terror, tío lejano de Christopher Lee), Geoffrey Household y el único de lengua no inglesa, el francés, antropólogo y escritor, Claude Seignolle.

Dos cuentos destacan sobre todos, "La Caza" de Peter Fleming y "Le Gâloup, del que para no perder su contexto rural francés el compilador prefiere no traducir el título, de Claude Seignolle. Y ambos por proponer una manera nueva de acercarse al mito, que está no tanto en la leyenda, que se conserva con variaciones mínimas y la mayor parte de las veces regionales, sino en la manera de narrar la historia.

En el caso de "La caza" el mérito, tan del cuento del diecinueve, es de la historia dentro de la historia, un recurso utilizado para captar la atención del lector y meterlo, literalmente, dentro de la historia. En una estación a la que el tren está llegando tarde (para un lector inglés eso ya es de llamar la atención y seguir leyendo) dos hombres, uno de ellos con un extraño defecto en la mano, platican sobre el misterioso caso de la familia maldecida por una gitana hasta que se descubre que en realidad todo el escenario no es sino la lucha entre ellos, el bien, como siempre, contra el mal.

"Le Gâloup" es, sin lugar a dudas, el más sorprendente por la elección del narrador, uno en primera persona que, no es desvelar nada pues se sabe desde el principio, es el propio hombre lobo en una constante lucha contra el hombre, y que queda magistralmente punteado por las interrupciones que describen, esta vez en tercera persona omnisciente, los preparativos para acabar con el mal que azota el pueblo. Hasta un final sorprendente que, este sí, mejor callar.

Los adolescentes muertos

En español ya estaban Edward Cullen, el hermoso vampiro, la ahora cinematográfica Susie Salmon y la extrañísima protagonista de Ghostgirl, pero si la moda continúa y se traduce habrá que estar atentos a la oleada que, en inglés, se está dando de adolescentes muertos. Before I die ("antes de que me muera") de Jenny Downham cuenta la historia de Tessa que, a sus dieciséis, quiere perder la virginidad antes de morir de leucemia. Jay Asher en Thirteen Reasons Why ("trece motivos") en que trece personas reciben un casette con los motivos por los que Hannah Baker se ha suicidado. Y parecidísimo a Ghostgirl, Lisa Schroeder en I Heart You, You Haunt Me ("yo te amo, tú me asustas") cuenta la historia del novio que vuelve a atormentar a la parte de la pareja que se ha quedado viva.

Ese espíritu adolescente se resume en unas cuantas líneas de Before I fall ("antes de caer") de Lauren Oliver cuya protagonista, que repite una y otra vez el día de su muerte al ser atropellada, escribe: "La cosa es que nunca se sabe. No es que te levantes con un malestar en el estómago. No ves sombras donde no debería haberlas. No te acuerdas de decirles a tus padres que los amas o –en mi caso- decirles adiós a todos. Si eres como yo, te levantas siete minutos cuarenta y siete segundos antes de que tu mejor amigo te recoja. Estás demasiado ocupada pensando en cuántas rosas te van a dar en San Valentín como para hacer algo más que ponerte a toda prisa la ropa, lavarte los dientes y rezarle a Dios para que te hayas dejado el maquillaje en la bolsa para arreglarte en el coche. Si eres como yo, tu último día comienza así".

Un principio perfecto

"Nadie me creerá nunca, pero la Gran Guerra comenzó cuando mi tío Otto y mi padre cazaron en el bosque un ciervo que tenía un ojo de cristal." Las primeras líneas del primer cuento de La Ceguera de los Ciervos de Carlos Frühbeck Moreno (Ediciones del Viento, 2009).

Banda Sonora

Las cosas deben ser así, / ya lo oísteis en latín, / "el hombre es un lobo para el hombre", / no estarás a salvo junto a mí, oh sí. // Es mi invitación / a ver de cerca el sol. ("San Martín", 091).

sábado, 6 de marzo de 2010

Invitación

ESTE 11 DE MARZO

EN EL PABELLÓN ANTONIO ACEVEDO ESCOBEDO,

DEL INSTITUTO CULTURAL DE AGUASCALIENTES,

DENTRO DEL CICLO:

"Mujeres... y las artes en el Pabellón"

 
 

"Nombrando al llanto"

 Arlette Luévano

 Presentación de su más reciente trabajo 

editado por El Celta Miserable  

 
 

TE ESPERAMOS

La lectura será las 19:00 Horas.

 
 

Galeana norte # 202-A

Centro histórico

Aguascalientes, Ags

jueves, 4 de marzo de 2010

No sé cómo te atreves



Ahora sé en que nos parecemos
ahora parece que sé que tú y yo somos iguales
aunque sé que no me lo merezco
he venido a pedirte otra oportunidad.

No sé cómo te atreves a venir y a decirme que me quieres
cuando yo te he suplicado muchas veces y jamás me hiciste caso
no se cómo puedes atreverte a venir y a pedirte que te acepte
cuando tú no has aceptado ni una sola de las cosas que te pido.

Ahora se lo mucho que te quiero
y ahora quiero que tu digas que me quieres igual.
Y aunque no, puedo decir que lo siento
ahora siento que por fin puedo decir la verdad.

No sé cómo te atreves a venir y a decirme que me quieres
cuando yo te he suplicado muchas veces y jamás me hiciste caso
no se cómo puedes atreverte a venir y a pedirme que te acepte
cuando tú no has aceptado ni una sola de las cosas que te pido.

Ya sé que no tenía que haber venido
pero donde puedo estar mejor que aquí contigo....

ACTUALIZACIÓN: unos días antes se había filtrado en un programa la versión que no llegará al disco y que estaba prevista que cantara Cristina Rosenvinge en lugar de La Bienquerida. Y, eso es lo mejor, la canción terminaba (en lo que ahora apenas comienza y se va en un fade out) con las voces de J y Ana cantando lo siguiente desincronizados:

y tú tenía que reconocerlo / que conmigo es con quien más te gusta hacerlo.

martes, 2 de marzo de 2010

Fascismo

Reprimir y acallar a todos aquellos que no piensan como nosotros
se llama
fascismo.
Acusar a aquellos
que hacen precisamente lo mismo que los que acusan
pero con otra ideología
se llama fascismo.
Utilizar el poder para conseguir más poder
no se llama fascismo.
Se llama lamer botas.
Pero cuando el poder se quiere para acallar a los demás
entonces sí
es fascismo.
Y siempre recuerdo a Los Planetas
(a esa canción que canturrea Agustín cuando está enojado con la estupidez del mundo):
porque seremos cientos por cada uno de los vuestros

lunes, 1 de marzo de 2010

“Lo más cercano a una regla…

es un post-it en la pared frente a mi escritorio que dice "Faire et se taire" (Flaubert) que yo traduzco para mí como "Cállate y a darle".

(Helen Simpson en la serie de The Guardian).