FELICIDADES MARIO, LA HICISTE! YA SON TRES BORGES, PAZ Y TU (sic)
(Vicente Fox Quesada)
Una Feria del Libro siempre da sorpresas. Basta con recorrer con tiempo, mucho tiempo, sus pasillos, los puestos de editoriales de las que el lector se fía, los puestos de baratillo que, aunque en esta ocasión en Aguascalientes estaban llenos de ofertas semejantes a las del año pasado, siempre esconden algo y barato, lo que siempre se agradece.
La primera sorpresa, gran sorpresa fue encontrar una mesa repleta de libros de la editorial Paidos, la carísima editorial Paidos, a cuarenta y nueve pesos (con la decepción de que dos días después estaban a cuarenta y sin posibilidad de reclamación de la diferencia). Y allí, sobre la mesa, destaca un título más citado, sobre todo la radicalísima introducción, que leído: la colección de ensayos sobre jazz de, All What Jazz de Philip Larkin y junto a él un sesudo ensayo de William Washabaug titulado, simplemente, Flamenco. Dos joyas para el lector que además sea melómano.
Y, dentro de los subgéneros, en este caso el de la fantasía cómica, uno de los autores siempre presentes en los cajones de rebajas y siempre valioso en su desternillante lectura: Terry Pratchet que ofrecía al lector, escondido tras horribles portadas, dos aventuras de Mundodisco, Dioses menores, en las que un elegido de los dioses para cambiar el mundo lo único que busca a lo largo de toda la novela es que, precisamente, los dioses le asignen la tarea a otro y Pirómides, una sátira sobre el poder y los cambios radicales que suponen absolutamente nada.
Y Alejandro Dumas, siempre bien representado en las librerías con su mosqueteros y su Montecristo, estaba en un cajoncito de rebajas, en una edición humilde y de pequeño formato ofreciendo una recopilación de sus cuentos de terror bajo el título de uno de ellos, Historia de un muerto explicada por él mismo que, dato curioso, se publicó el mismo año que los primeros cuentos de Edgar Allan Poe. Y, junto a él, una delirante novela postmoderna del siempre recomendable, aunque extraño, Heriberto Yépez, titulada El Matasellos que, como su título indica, trata de asesinatos entre filatelistas y, siendo él, de mil cosas más.
Y, aprovechando las rebajas también en los libros de ensayo, porque no sólo de novelas y poesía (la gran ausente este año) viven el hombre y la mujer, tres autores diferentes entre sí, también en Paidos, que ofrecen tres perspectivas sobre el género humano: Una voz viene de la otra orilla es el recuento de Alain Finkielkraut del conflicto en Kosovo con la lucidez que lo caracteriza y que más que buscar culpables propone zonas de encuentro entre esas voces de orillas enfrentadas, Avatares de la palabra de James O’Donell que, en ensayos sencillos de leer y no muy profundos, propone un viaje histórico por como la palabra se ha ido acomodando a los medios que se le han ido ofreciendo a lo largo de la historia hasta llegar a la cibernética actual y el dificilísimo, aunque ameno, El meme eléctrico de Robert Aunger que propone una nueva teoría sobre el modo en que operan las mentes de los humanos.
Y, para terminar, la siempre feliz sorpresa. Los emigrados, la primera novela de W. G. Sebald, en edición de Debate, o sea, importada, y en tapa dura, o sea cara, a cincuenta pesos. Un placer económico que se combina con el literario en esta biografía-cuentos-ensayo que merece bastantes más palabras que estas y, sobre todo, ser leído.
El premio Nobel de literatura 2010
ha sido otorgado al escritor peruano Mario Vargas Llosa “por su cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, rebelión y derrota del individuo”. O sea, por la que, probablemente, sea su mejor novela, la más experimental, la menos leída, la que ahora hay que releer: La Guerra del Fin del Mundo.
Y, como siempre, el mercado editorial, ya preparado, (apenas a una hora ya estaba en las librerías suecas el cintillo sobre los libros del peruano) ofreció en los dos periódicos más importantes de España, nación ahora de Vargas Llosa, un adelanto de El sueño del celta que saldrá a la venta el tres de noviembre y cuyo primer párrafo dice: “Cuando abrieron la puerta de la celda, con el chorro de luz y un golpe de viento entró también el ruido de la calle que los muros de piedra apagaban y Roger se despertó, asustado. Pestañeando, confuso todavía, luchando por serenarse, divisó, recostada en el vano de la puerta, la silueta del sheriff. Su cara flácida, de rubios bigotes y ojillos maledicentes, lo contemplaba con la antipatía que nunca había tratado de disimular. He aquí alguien que sufriría si el Gobierno inglés le concedía el pedido de clemencia”.
Banda sonora
“Cuando no te puedas mantener en pie, / y ya no te quede nada por beber. // Si te esfuerzas puedes desaparecer, / si te esfuerzas puedes desaparecer”. (“Desaparecer”, Los Planetas).