viernes, 22 de octubre de 2010

Antonio Alatorre (1922-2010)

Un filólogo, en su sentido más etimológico, se nos fue hoy.

"Son absolutamente representativos de la metodología que impera y prospera en la Nueva Academia, constriñendo a sus adeptos a decir, en lenguaje cada vez más refinadamente técnico, cosas cada vez más inútiles, más ajenas a la lectura, la comprensión y el goce de las obras literarias, obligándolos a erigir torres de viento, a convertir lo llano en escarpado y lo ameno en tedioso. Si hay que gastar no pocas horas en leer estos trabajos, ¡cuántas no habrán sido gastadas en escribirlos! Cada cual es libre de emplear su tiempo en lo que quiera, por supuesto, pero no me parece justo quitarle a la inocente juventud universitaria, de esa manera, un tiempo que estaría mucho mejor empleado de mil otras maneras. Según Félix Guattari, a quien ya cité en mi discurso anti-neoacadémico de 1981, la aceptación de “modas teóricas” de este tipo, “productos de las metrópolis” tomados “como si fueran dogmas religiosos”, crea en sus aceptadores una mentalidad parecida a la de los antiguos habitantes de colonias y está causando, en los ámbitos universitarios, “más mal que bien”.

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