martes, 21 de septiembre de 2010

Himno y combustión espontánea

I
Mientras iba de tu mano hacia la montaña unos días eran fuego y otros eran llamas.

II
Una vez, si mal no recuerdo, me tenías en la punta de los dedos. Las secuelas de los viejos días estarán conmigo el resto de mi vida.

III
Cazadores blancos con corazones negros, entran ganas de apostar por el caballo ganador.

IV
Y yo aquí sigo buscando a quién resuelva mis problemas con la justicia, que para mí es degradante que mi destino esté regido por cerdos fascistas.
Y no tendría que estar hablando de estas cosas si tú estuvieras esta noche por aquí.


V
Y si te quedas esta noche nada más, y si te quedas esta noche nada más, prometo que voy a cambiar.

VI
Cuando quieras saber de mí sólo tienes que llamarme, cuando quieras estar conmigo sólo tienes que venir, cuando vengas que sea con el corazón abierto, si no puedes hacerlo no te molestes por mí.

VII
Quiero que sepas que ya me esperaba que esto ocurriera y que no pasa nada, sólo me da la razón, y que he estado aprendiendo de cada momento que he estado contigo.
(Quiero que sepas que me he acostumbrado a tus putas escenas de "ahora me largo". Lárgate ya de verdad que sería una suerte si no vuelvo a verte en los próximos años.)


VIII
Que tengas buenas noches hoy, y malos sueños para quien prefiera tenerte muerta que no tenerte nada, que yo te siento cerca y no quiero más nada que destruir la fortaleza que tapia tu casa.

IX
Y después cuando anochezca, si esperas al final, voy a darte un beso de verdad, donde acaba el arco iris y empieza lo demás. Si te vienes es donde quiero estar.
Donde empieza el infinito y acaba la espiral, si te vienes es donde quiero estar.


X
Cuando era joven nos llamaban los halcones y teníamos acciones en empresas destinadas a triunfar.
¿Adónde fueron a parar tantas razones?, se preguntan los balcones y terrazas que dominan la ciudad.
Y mientras va pasando el tiempo otro día más...otro día más.

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