Detrás del olvido Lo único sólido que de él quedó fue su chaqueta. La colgaron allí, en el armario grande. Fue olvidada. Se pegó al fondo, detrás de nuestras ropas de verano, de invierno, - nuevas cada año, para nuestras necesidades nuevas -. Hasta que,un día, llamó nuestra atención - puede que por su color extraño, puede que por su anticuado corte -. Sobre sus botones había tres imágenes, iguales y redondas: el muro del fusilamiento, con cuatro agujeros, y alrededor, nuestro remordimiento. (Juan Ruiz de Torres)
Debajo del olvido LO único concreto que quedó de él, fue su chaqueta. La colgaron allí, en el gran armario. Fue olvidada, apretada en el fondo por nuestras ropas , de veras - no, de invierno, cada año, nuevas para nuestras necesidades. Hasta que un día nos llamó la atención, puede que por su extraño color, puede por el corte de la pasada moda. Encima de sus botones, quedaban tres paisajes circulares de forma parecida: el muro de la ejecución con cuatro agujeros, y en torno nuestro remordimiento. (Anónima)
No hay muchas cosas en las que todo el mundo esté de acuerdo pero todos, creo, se dan cuenta de la importancia del premio Nobel. (…) No tengo un sentido muy claro de qué significa eso del logro personal. Amo los libros y he escrito algunos. (Saul Bellow en su discurso de recepción del Premio Nobel en 1976)
Como todos los años, los ingleses, tan dados a las apuestas (tanto que La vuelta al mundo en 80 días es una apuesta) han lanzado como siempre el reto del Nobel. Cualquiera puede apostar por su candidato en la página oficial de la casa Ladbroke. Las cosas por ahora van así, con los diez primeros autores ordenados no por calidad ni orden alfabético, sino por los favoritos según el dinero apostado por ahora.
Las apuestas de lectura El primero de la lista, como los últimos años, es el israelí, escribe en hebreo, Amos Oz que presenta una sociedad contemporánea de oriente próximo con una lucidez, que toma partido antes que por una facción de las involucradas por la libertad y la responsabilidad de cada uno. De entre sus obras destaca, por la claridad con que exhibe, y explica, los conflictos, su autobiografía, Una historia de amor y oscuridad. Para comenzar a descubrirlo, junto a su novela costumbrista y realista, Las mujeres de Yoel, hay, además, dos fascinantes libros de ensayo publicados en Siruela que son de una profundidad intelectual extraña entre los escritores contemporáneos, uno sobre literatura, La historia comienza, y un asombroso estudio pacifista titulado Contra el fanatismo. Y, en segunda posición, la propuesta radical política y genéricamente de todos los años, Assia Djebar, una escritora de la que se sabe muy poco, pero de la que se dice que es “el seudónimo literario de Fatema Zohra Imalayen, que en 1956, durante la huelga de estudiantes argelinos en París, escribió su primera novela, La Soif. Y que El amor, la fantasía, Sombra Sultana, Grande es la prisión y El blanco de Argelia, todas ellas publicadas en español por ediciones del oriente y del mediterráneo, forman parte de un Cuarteto argelino en el que la autora recorre la atormentada historia de Argelia y se recorre a sí misma”. Dos autores radicalmente diferentes ocupan el tercer y el cuarto lugar. Luis Goytisolo, la apuesta en lengua española, que propone una escritura difícil, concentrada en sí misma que bebe directamente de la dificultad barroca y de las estructuras contemporáneas de la novela, tiene desde su primer libro de cuentos, Las afueras, fácilmente encontrable en los botaderos de cualquier gran superficie, una trayectoria que, aunque lenta, lo ha consolidado como una de las escrituras más originales en español. Joyce Carol Oates es, de la lista, la autora prolífica y polígrafa, y aunque bastante de su obra, especialmente la poesía, falta de encontrarse en castellano, tiene dos o tres obras que son fácilmente conseguibles como Un jardín de delicias terrenales, la espeluznante La hija del sepulturero, El primer amor o el libro de cuentos, Matrimonios e infidelidades. Del siguiente candidato en las apuestas, Philip Roth, ¿hace falta decir algo más que ojalá este año sí? De él hay dos o tres obras fundamentales que deberían ser leídas por grupos de edades: para adolescentes, El lamento de Portnoy; para la edad madura, Deudas y dolores, y para lo que ahora se llama “adultos en plenitud”, Patrimonio, la parte de autobiografía que tiene que ver con el padre del autor. La apuesta poética, que lleva ya varios años en la lista, es Adonis del que, siguiendo el adagio pessoano de que los poetas no tienen biografía, basta citar un poema, “Celebración de la Realidad” en el que dice “Por alto y radiante que sea el deseo / no puede tocar el cuello del sol. // La realidad es la flor más marchita / en el jardín de las palabras. // Realidad: sueño que no visita / ni hace amistad / más que con los párpados durmientes. // A veces el cuerpo parece un árbol / cuyo más bello fruto, el sueño, / no se puede recoger. // No hay diálogo entre el fuego y el agua: / un abrazo / hasta extinguirse. // La realidad / en la que se han convertido los caminos de la derrota / es la única / que conduce a los caminos de la libertad. // El olvido tiene una guitarra / en la que el recuerdo toca / sus calladas tristezas”. Cierran la lista, del sexto al décimo puesto, los candidatos eternos representantes, cada uno, de diferentes modos de escritura que van de la lusofilia italiana de Antonio Tabuchi, Sostiene Pereira, una novela breve que mezcla realidad y ficción de un modo magistral, el, sobre todo ensayista y triestino, Claudio Magris que en Danubio hace un viaje interior y exterior, en muchísimas, pero siempre interesantes, páginas que son una de esas lecturas que llaman siempre a la relectura. Y el de moda Haruki Murakami que jamás ha vuelto a la altura de su Crónica, y el evasivo Thomas Pynchon que parece que en su última novela ha escrito algo destinado a ser un best seller. Suerte a todos porque ya se sabe que esto es una lotería. Que, como siempre, ganará alguien que no está en esta lista.
Banda sonora “Podemos irnos juntos lejos de este mundo tú y yo. / En un viaje por galaxias infinitas hacia el sol. / No queda nada que prolongue mi parada / en este mundo ni un solo minuto. // Tú y yo de viaje por el sol / en una nueva dimensión./ ¿Qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo? / ¿Que estar siempre juntos tú y yo?” (“De viaje”, Los Planetas).
"El día 11 de septiembre de 1973 el extremista Rolando Mix se encontraba en Chile...". Estas palabras quedaron recogidas en un recorte de prensa tras el Golpe de Estado perpetrado por los colegas del general Augusto Pinochet. Rolando Mix. Se le buscaba para matarlo.
"Basta con que cinco personas te abran los brazos para que encuentres tu lugar en el mundo".
PÉTALO FRESCO Te llevo en mí como una lámpara encendida. Luz de pétalo fresco y transparente, a su través se ve emerger el olor oculto entre el rumor del viento, que lo transmite. Me llega a mí como aliento de claveles, como el pistilo asomado de la fucsia, sonriente como el clarín y sus argucias, para atraer al colibrí de tornasoladas plumas, alas de regocijo, revoloteando en torno de tu figura tenaz, siempre latente.
Él lo explica mejor que nadie (la entrevista completa con Nacho Vegas aquí o, en el papel, en Anake el domingo pasado).
“El hombre que casi conoció a michi pandero”, esos coros shalalalalá y ese efecto final “a la bunbury” en medio de una de las letras más espeluznantes de Nacho Vegas. ¿La alegría de saberse perdedor?
¿Tú crees que el personaje de esa canción se considera un perdedor? ¡Pero si se lo ha pasado de puta madre! Bueno, eso dice él… Yo no lo sé.
Es hora de recapitular las hostias que me ha dado el mundo. Hoy querrán oír mi último adiós. Bien, poco a poco van llegando y yo los recibo en batín.
Y unos me llaman chaval y otros me dicen caballero. Alguno no se ha querido pronunciar.
Yo una vez tuve un amor, pero si he de ser sincero dije "no" en el altar y cuando digo no es no.
Fracasé una vez, fracasé diez mil y aún así alzo mi copa hacia el cielo en un brindis por el hombre de hoy y por lo bien que habita el mundo.
¡Mirad, las niñas van cantando! (Niñas) Shalalaralalá ...
Y no me habléis de eternidad. No me habléis de cielos ni de infiernos más. ¿No veis que yo le rezo a un dios que me prometió que cuando esto acabe no habrá nada más? Fue bastante ya ...
Nunca fui en nada el mejor, tampoco he sido un gran amante. Más de una lo querrá atestiguar. Pero si algo hay capital, algo de veras importante, es que me voy a morir y cuando digo voy es voy. Lo he pasado bien, y casi conocí en una ocasión a Michi Panero, y es bastante más de lo que jamás soñaríais en mil vidas.
¡Mirad, las niñas van cantando! (Niñas) Shalalaralalá ...
Dejadme preguntar: ¿Es esto el final? Y si es así, decid: ¿Me vais a extrañar? ¡Veo que asentís pero yo sé que no! Qué lástima, no dejaré nadie a quien transmitir mi sabia; consideré insensato procrear.
Y diréis de mí que soy un viejo verde y cascarrabias, y diréis muy bien, y cuando digo bien es bien. ¡Largo ya de aquí! ¿Qué queréis de mí? ¿Es mi alma o es mi dinero? Si de uno carezco y la otra es una anomalía en esta vida.
¡Mirad, las niñas van cantando! (Niñas) Shalalaralalá ... Muy bien niñas.
¡Y unos me llaman chaval ,y otros me dicen caballero! ¡Alguno declinó mi oferta para hablar!
¡Yo una vez tuve un gran amor, pero si he de ser sincero dije "no" en el altar, y cuando digo no quiero decir que no!
He bebido bien, y casi conocí en una ocasión a Michi Panero, y ahora brindo en paz por la humanidad y por lo bien que habita el mundo.
¡Escuchad, os lo diré cantando! (Viejo) Shalalaralalá ...Hasta nun ... ca ...
PD1: Por una coincidencia (con Jorge Pedro) los dos pensamos en esta canción. Y sí, la tocaremos en tu funeral, junto con "All the tomorrow parties" y "Music is my radar". ¿Alguna otra petición?
PD2: ¡Qué facil es pasar de la felicidad a la desesperación ante la estupidez humana en un segundo! ¿Por qué no nos dejan en paz de una vez, maldita pandilla de envidiosos?
PD3:
Y no tendría que estar hablando de estas cosas
si tú estuvieras esta noche por aquí.
Se terminó mi presupuesto para drogas
y ha terminado lo que tengo que decir.
Y yo aquí sigo buscando
a quién resuelva mis problemas con la justicia
,que para mí es degradante
que mi destino esté regido por estos cerdos fascistas.
Antes de escribir el poema, / con el lápiz en la mano / y el silencio hecho palabra, / me pregunto a quién demonios / interesa si este mar / ya no es azul ni si mi vida / de hoy es la que antes era (Ana María Navales)
Con A.
Puede parecer un chiste malo o una boutade demasiado fácil, pero en estos tiempos de desastre económico, moral (sobre todo de la moral gubernamental) y personal, sólo la poesía puede salvarnos. Ya hace tiempo, Holderlin, el poeta loco, el que acabó creyéndose Scardanelli, el que se alejó quién sabe si voluntariamente, lo propugnaba: “¿para qué poetas en tiempo de penuria?”. Y es precisamente ahora cuando más necesitamos a la poesía.
Habitar poéticamente el mundo. El precepto rilkeano es claro, drástico, lapidario. Y acertado. La misión, no del poeta que solo otorga un nuevo sentido a las palabras de la tribu sino de todos, es habitar poéticamente el mundo; pero qué pocos pueden hacerlo. El mundo se les ha otorgado a los poetas con una maldición. No recibir nada a cambio. Ya lo escribía hace tiempo José María Valverde, precisamente uno de los traductores de Rilke al español, en uno de sus poemas propios, "¿Que nos darás, Señor, en recompensa a nosotros los poetas / que no podemos gozar el mundo sino cantarlo?" (cito de memoria). Nada. Cumplir con el dictum del poeta alemán tiene un precio alto. Y no sólo para quien escribe sino para aquel que quiere construir algo trascendente más allá del propio espacio y del tiempo en que le ha sido dado vivir. El poeta está condenado a luchar contra el tiempo, obligado a construir un artefacto verbal que sea, a la vez, presente, verdaderamente presente, y que sea eterno, “más duradero que el bronce”. Y es, como anota Derek Walcott un “algo” que “no se rige por el tiempo lineal; es, por su belicosidad o su sumisión, enemigo del tiempo; y también es, cuando es sincero, el vencedor del tiempo, no su siervo”. Es, en su propia contradicción, una de las realidades más difíciles, una de las artes que mayor dedicación necesitan y en la que, entre la sobreabundancia textual, hay que encontrar ese texto que saque al lector del tiempo y de este tiempo de penuria. Haga el lector una prueba : poner una mano sobre la piedra, sobre cualquier piedra, y sentir el tacto nuevo que tiene, diferente al piel, diferente al del roce o al del golpe. Pero es una sensación nueva que ha de disfrutarse en silencio, interiorizándola. El poeta, sin embargo, nunca habrá de disfrutarlo, porque precisamente lo que tiene que hacer es buscarle palabras, no limitarse al silencio que, y no es un juego de palabras sino una afirmación, es su propio límite. Y, aunque suene demasiado metafísico en estos tiempos posmodernos y mundanos, en el discurso de ingreso de Chillida a la Academia, aunque escultor, explicaba perfectamente la aspiración del poeta: "hay mil maneras de decirlo, pero sólo una". De ellas la mil son fáciles de escribir (de ahí “escribir es fácil), pero la una, la única, la necesaria, es difícil, verdadera y sinceramente difícil, complicada. O, para mayor desgracia, imposible. El poeta, por ende, siempre está solo, otra de las desventajas del oficio. Y aunque el alemán angélico hablaba de la pareja cuando escribía que se debe ser “guardián celoso de la soledad del otro”, estaba definiendo tal vez el empeño con el que se debe entregar aquel que aspire a ser verdaderamente poeta. Y es otro escritor, dramaturgo y poeta, uno de los renovadores de la escritura del siglo pasado y cuyo legado aún no se ha terminado de asumir, Samuel Beckett, el que propone de la manera más sencilla posible, la descripción del camino a seguir: “Fracasaste en el intento. No importa. Vuélvelo a intentar. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor”.
Un arte poética Explica, siempre que sea sincera, la necesidad de trascender a través de la palabra. Uno de los poetas más desconocidos de las últimas generaciones de la escritura en español en la península, Leopoldo Alas Mínguez, que no sólo coincide en nombre con Clarín sino que es su nieto, explica esa verdad en su “Poética”: “En los tiempos que corren, salvo si tengo miedo, / prefiero estar sin preguntarme nada. / No importa dónde quedan los días que han pasado / ni entender si es eterna la vida, breve o larga. / Lo único que pido son sentimientos claros / y ver la luz del sol cuando despierto. // Comprendo que se va estrechando el cerco / y que el azar me tiende inesperadas trampas. / Los sueños no me alteran porque sé que son vanos / y olvidar me libera de penosas jornadas. / En mañanas oscuras, pocas veces al año, / me cubro con la sábana y lloro por los muertos”.
Banda sonora No pienso olvidarte, / ya no hay nada más que tú. // Cada día que pasa de largo / cada cita, cada abrazo, cada cual mejor, / aquella película, / aquella ridícula expectación por nuestro amor. // Quiero que al menos comprendas / por qué me cuesta decirlo, / porque te llevo tan dentro / que hasta me olvido yo mismo de ti. (“Desde hoy en adelante”, La buena vida)
Según sus propios apologetas, los yoyos son neomoralistas, de altos estándares, y aunque no son innovadores son perseverantes. ¿Su meta? Quitar todo lo que los separe de ser “Yo mismo”. Todo. Una vez alcanzado, comienza la autopromoción infatigable vía congresitos, MySpace, Facebook o YouTube. No tienen vida, obra o, siquiera, carrera. Tienen campaña. Ya nacieron sin dios o causas aunque aparentan. Pero siguen siendo antropo-crédulos y cuando buscaron en qué creer, encontraron su imagen. El gran problema de los yoyos es que no innovarán n@d@. Ni su literatura, tecnología o investigación serán significativas: lo único que los yoyos desean es hacer más cómodo su mundito. No crean: adaptan. No aportan: se apropian. Infatuados de sí mismos, nada harán por el mundo.No dejarán huella. Será como si no hubieran existido.
- ¿Qué es lo que ha cambiado exactamente? - Ahora tomo Xanax. - Lo sé, - dice. –Pero, ¿qué es lo que te hace más amable que antes de que tomaras Xanax? - Bueno, no soy tan desagradable, ¿no? - Ahora no. - No. Quiero decir, no pienso en mí como un tipo que se enoje con facilidad, un tipo mal encarado siempre. - No dije que enojaras con facilidad. - En fin. - Por decirlo en una palabra. Digamos que no sueles dejar tu personalidad aparte para volverte platicador.
Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos, fue una edad de sabiduría, fue una edad de estupidez, fue la época de creer, fue la época de la incredulidad, fue la estación de la luz, fue la estación de la oscuridad, fue la primavera de la esperanza, fue el invierno de la desesperanza, lo teníamos todo delante de nosotros, no teníamos nada delante de nosotros, íbamos derecho al paraíso, íbamos derecho en la otra dirección. En resumen, aquellos años fueron como el presente.
(Esta columna estaba prevista para el sábado pasado, pero una de esas coincidencias -tomistas, rilkeanas o lo que sea- la hizo aparecer el día de la gran noticia).
Si estaban así antes de que las conociera, habría que preguntarse qué las atrae. Si es él quien las hace así, entonces no me queda sino que pida perdón. (Laura V. Díaz)
El hombre que confundió a su mujer con un sombrero no es un libro a mitad de camino como querría su autor (“una duplicidad indudable en mí: me siento a la vez médico y naturalista; yme interesan en el mismo grado las enfermedades y las personas”) sino un libro precisamente de, al menos, dos caminos, el clínico y el literario. Leer a Oliver Sacks es leer una historia, no un historial, clínico y un verdadero cuento que, si no fuera porque se sabe de su realidad, clasifica dentro del surrealismo. En una de las conversaciones con pacientes, son veinte casos los que reseña, se resume perfectamente el espíritu que anima el libro, y toda la “practica” de Oliver Sacks. “Sí, eso dijo. ¿Pero ha visto usted alguna vez una histeria como ésta? Plantéeselo fenomenológicamente…, considere lo que ve como un fenómeno auténtico, en el que su estado corporal y su estado mental no son ficciones, sino un todo psicofísico. ¿Qué es lo que podría dar este cuadro en que tanto la mente como el cuerpo parecen minados? No es que pretenda ponerle a prueba -añadí-. Estoy tan desconcertado como usted. Jamás había visto ni imaginado una cosa así…”. Todo es parte del paciente, mente y cuerpo, lo visible y lo invisible, lo que pasa y lo que no pasa, la historia y lo que cuenta la historia, ese todo psicofísico. Frente a otros libros de semejante calado, del anecdotario de guerra de Victor Frankl a los fundamentales y teóricos textos de Fromm, el libro de Sacks se encuentra en una zona que lo convierte en atractivo por su multiplicidad de lecturas. Lo que cuenta está en algún sitio entre líneas o, tal vez, dentro del lector que se ve enfrentado a su propia realidad en la “enfermedad”, así, entre comillas, de quienes son, simplemente, diferentes. Sacks coincide con Ivy McKenzie al que cita diciendo que “el médico no se ocupa, como el naturalista, de una amplia gama de organismos diversos teóricamente adaptados de un modo común a un entorno común, sino de un solo organismo, el sujeto humano, que lucha por preservar su identidad en circunstancias adversas”. Todos los “protagonistas” de este libro son, antes que casos de manual médico, son humanos, como lo es el lector. Y es ahí donde radica gran parte del interés de un libro nada especializado para lectores interesados en establecer ese dialogo con el otro que es la medicina y, también , la literatura. Algunos textos breves, minicapítulos dentro de algunas de las divisiones del libro, podrían entrar perfectamente dentro de la Antología del humor negro de André Breton como por ejemplo “Dedo Fantasma”: “Un marinero perdió en un accidente el dedo índice de la mano derecha. Durante cuarenta años le persiguió el fantasma intruso de aquel dedo rígidamente extendido, como estaba cuando lo perdió. Siempre que acercaba la mano a la cara temía que el dedo fantasma le sacase un ojo. Contrajo luego una neuropatía diabética sensorial grave y perdió toda sensación de poseer dedos. El dedo fantasma desapareció también”. Pero, al fin y al cabo, además de una lectura de “pasión humana y talento literario”, por algo está publicado en Anagrama, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero es un constante recordatorio de que el lector es humano y se debe reconocer “también en esa condición quintaesencial de la enfermedad, [la de que] los animales contraen enfermedades pero sólo el hombre cae radicalmente enfermo”.
De todos los poetas griegos Es difícil elegir uno. Pero para los días de alegría es bueno tener un poeta que recuerde que la vida no es siempre alegre, que nada dura y que como se ha sido se será. Escribe Kavafis en “La Ciudad” lo siguiente: “Dijiste: ‘Iré a otra ciudad, iré a otro mar. / Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta. / Todo esfuerzo mío es una condena escrita; / y está mi corazón - como un cadáver - sepultado. / Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo. / Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire / oscuras ruinas de mi vida veo aquí, / donde tantos años pasé y destruí y perdí’. // Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares. / La ciudad te seguirá. Vagarás / por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo / y en estas mismas casas encanecerás. / Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes- / no hay barco para ti, no hay camino. / Así como tu vida la arruinaste aquí / en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste”. (Traducción de Miguel Castillo Didier).
Banda sonora Jose y yo sólo somos enfermos, / pero es que nunca tuve una enfermedad más dulce, / así que por ahora seguiremos. // Jose y yo también / podemos saltar, podemos crecer, / porque ella y yo / sabemos lo que hay que hacer, / sabemos lo que hay que hacer. // Las olas lentamente / se acercan a la orilla. / Y quiero estar con ella / el resto de mi vida. (“Jose y yo”, Los Planetas)
VIDICH You’ve said that a short story is like a mad, lovely visitor with whom you spend a rather exciting weekend. How would you characterize working on a novel?
MOORE I think I’ve referred to a novel as a job. But it can also be much more fantastic than that: an alternative universe you enter through concentration and writing. But of course it’s difficult to set your life up to accommodate an alternative universe, which is why writing one can take a long time. (en Narrative la entrevista completa; en HC, supongo, pronto completa)
Ricardo Esquer. y sin embargo estar aquí frente al espectador lector que ya puede marcharse cola de su propia mirada de por sí escurrimiento por las grietas imperceptibles en la realidad viejo muro cayéndose discurso tras discurso ladrillos conocidos nada nuevo salvo que le habla un trozo de basura objeto separado de sí mismo precisamente por lo que trata de decir por las palabras utilizadas para decirlo
Circe Vela. Ahora mismo destrozaría la casa correría escaparía entre los automóviles de las avenidas llegaría contigo te aventaría a la cara las palabras el poema en un enjambre de fuego mas nadajamásnadie hará que se disuelva en esta noche el escozor –el corazón-de lo ya dicho.
En su jardín es de noche. Ahí la oscuridad llega luchando contra la luz salvaje que nunca se rinde. Nadie gana esa batalla sino estrellas tenaces que pueblan el cielo en enjambres estridentes, y las brujas verdes que explotan como fuegos de artificio.
Es un paraíso macabro, donde el pincel invade los pliegos con secreciones de esteros policromados, memorias de siglos descompuestos.
El pasto es un mosaico de brotes glaucos, livianos, sicalípticos. Los pies de mi hermana exceden su tacto y lo sobrepasan en su oscuro andar de nube henchida de lluvia.
Rosadas plantas de tallo grueso crecen golpeándose unas a otras. Al llegar a su máxima altura, cercana a mi talle, coronan su cresta con una flor aguda y luminosa, sus tallos se llenan de manchas como ventanas y no he querido saber quiénes habitan esas extraordinarias construcciones, pues seguramente serán seres diminutos de grandes dentelladas.
Mi hermana se mece en el columpio que detiene el único árbol del jardín. Ese árbol es de la misma vieja hechicería que la luna. Árbol y luna se guardan gran devoción. Vuelven los brazos uno al otro y tararean juntos la melodía con la que baila el viento. Pequeñas quimeras de fortunas indescifrables crecen donde las hojas nunca han existido.
Mi hermana se guarda en el columpio. Así la recuerdo. Descalza y sonriente, con las trenzas flotando en el vaivén del juego. Mirando cómo el destino se escribe en unas manos menos blancas, en unos ojos menos anhelantes.
No sé la respuesta. Pero una de las maneras más hermosas de hacerlo es en la planta alta de una casa enorme, con el sol entrando a través de los visillos transparentes, habiendo dormido junto a un cuerpo desnudo al que no se ha tocado, con una mujer hermosa sonriendo en el sillón y el pelo recién lavado, con el tiempo deteniendose apenas un instante (la calle sin ruido, la lluvia suspendida, silencio en el mundo).
Y ella dice: "Te prepararía un café, pero no te quiero tanto". Sonrié. "Y además no tengo cafetera".
Es aquel en que se confirma que Los Planetas vienen el día 21 de septiembre al lunario. Primero, el video original.
1) ¿Qué hacen Los Planetas jugando golf? 2) ¿Qué hacen unas señoritas tomando helados y teniendo un picnic en un campo de golf? 3) ¿Por qué se pone el J a conducir un cochecito de golf?
Después la encantadora versión con dibujitos
Encantador.
Uno con fotitos.
Flojo, pero con los cuatro millones de rayas al natural.
Para celebrar el viaje a México: en Argentina en directo.
En el homenaje a Jesús Ordovás, uno de sus primeros valedores.
No conozco a nadie / que mienta como tú / con tanta disciplina / precisión y sinceridad. Te ganaste tu lugar / con ingeniosa ingenuidad. La manzana está podrida / creíste a la serpiente / mala suerte / no hiciste caso / es lo que querías.
(sí, ella es la que tenía un grupo llamado Cristina y los Subterráneos)
(¿a poco no se ven sexies fumando los dos a la vez?)
¿Y quién entre esos que ahora te adulan y que hablan tan bien de ti, quién permanecerá por aquí en las horas bajas? Y cuando sientas que el suelo comienza a crujir a tus pies, cuando duelan el hambre y la sed, ¿cómo te sobrepondrás?
¿Y adónde irás, qué es lo que harás cuando no esté yo? ¿Y quién por aquí que mire por ti cuando falte yo?
Y dime cuántas podrías llegar a contar antes de que decidas dejar de contar las noches que pasan. Y cuando suba la fiebre y el cuerpo te tiemble y no seas quién ni a gritar mi nombre, ¿cómo te arreglarás?
¿Y adónde irás, qué es lo que harás cuando no esté yo? ¿Y quién por aquí que mire por ti cuando falte yo?
Tal vez no sea hoy, ni mañana, ni al otro, pero bien lo verás, todos un día te olvidarán.
¿Y quién entre esos que ahora te adulan y que hablan tan bien de ti, quién permanecerá por aquí para verte caer? ¿Quién vendrá con el alba y quién al atardecer, y ante todo pregúntate quién querrá hacerlo por las noches?
¿Y adónde irás, qué es lo que harás cuando no esté yo? ¿Y quién por aquí que mire por ti cuando falte yo? ¿Y dime adónde irás y qué es lo que harás cuando no esté yo? ¿Y dime quién por aquí cuidará de ti cuando falte yo?
¿Y adónde irás, qué es lo que harás cuando no esté yo? ¿Y quién por aquí cuidará de ti cuando falte yo? ¿Adónde irás, qué es lo que harás cuando no esté yo? ¿Serás feliz aquí, o no?
cuando en la lista de "Rolling Stone" (edición española) la lista dice cosas así:
7. Joaquin Sabina ‘19 días y 500 noches’ 8. Los Planetas ‘Una semana en el motor de un autobús’
En fin.
Por cierto, la bronca no es que Los Planetas estén en el octavo puesto (hay un par de discos mejores, entre ellos, 'Encuentro con entidades') sino que Sabina (oh, dios) esté por encima de J y compañía.
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