No hay muchas cosas en las que todo el mundo esté de acuerdo pero todos, creo, se dan cuenta de la importancia del premio Nobel. (…) No tengo un sentido muy claro de qué significa eso del logro personal. Amo los libros y he escrito algunos.
(Saul Bellow en su discurso de recepción del Premio Nobel en 1976)
(Saul Bellow en su discurso de recepción del Premio Nobel en 1976)
Como todos los años, los ingleses, tan dados a las apuestas (tanto que La vuelta al mundo en 80 días es una apuesta) han lanzado como siempre el reto del Nobel. Cualquiera puede apostar por su candidato en la página oficial de la casa Ladbroke. Las cosas por ahora van así, con los diez primeros autores ordenados no por calidad ni orden alfabético, sino por los favoritos según el dinero apostado por ahora.
Las apuestas de lectura
El primero de la lista, como los últimos años, es el israelí, escribe en hebreo, Amos Oz que presenta una sociedad contemporánea de oriente próximo con una lucidez, que toma partido antes que por una facción de las involucradas por la libertad y la responsabilidad de cada uno. De entre sus obras destaca, por la claridad con que exhibe, y explica, los conflictos, su autobiografía, Una historia de amor y oscuridad. Para comenzar a descubrirlo, junto a su novela costumbrista y realista, Las mujeres de Yoel, hay, además, dos fascinantes libros de ensayo publicados en Siruela que son de una profundidad intelectual extraña entre los escritores contemporáneos, uno sobre literatura, La historia comienza, y un asombroso estudio pacifista titulado Contra el fanatismo.
Y, en segunda posición, la propuesta radical política y genéricamente de todos los años, Assia Djebar, una escritora de la que se sabe muy poco, pero de la que se dice que es “el seudónimo literario de Fatema Zohra Imalayen, que en 1956, durante la huelga de estudiantes argelinos en París, escribió su primera novela, La Soif. Y que El amor, la fantasía, Sombra Sultana, Grande es la prisión y El blanco de Argelia, todas ellas publicadas en español por ediciones del oriente y del mediterráneo, forman parte de un Cuarteto argelino en el que la autora recorre la atormentada historia de Argelia y se recorre a sí misma”.
Dos autores radicalmente diferentes ocupan el tercer y el cuarto lugar. Luis Goytisolo, la apuesta en lengua española, que propone una escritura difícil, concentrada en sí misma que bebe directamente de la dificultad barroca y de las estructuras contemporáneas de la novela, tiene desde su primer libro de cuentos, Las afueras, fácilmente encontrable en los botaderos de cualquier gran superficie, una trayectoria que, aunque lenta, lo ha consolidado como una de las escrituras más originales en español. Joyce Carol Oates es, de la lista, la autora prolífica y polígrafa, y aunque bastante de su obra, especialmente la poesía, falta de encontrarse en castellano, tiene dos o tres obras que son fácilmente conseguibles como Un jardín de delicias terrenales, la espeluznante La hija del sepulturero, El primer amor o el libro de cuentos, Matrimonios e infidelidades.
Del siguiente candidato en las apuestas, Philip Roth, ¿hace falta decir algo más que ojalá este año sí? De él hay dos o tres obras fundamentales que deberían ser leídas por grupos de edades: para adolescentes, El lamento de Portnoy; para la edad madura, Deudas y dolores, y para lo que ahora se llama “adultos en plenitud”, Patrimonio, la parte de autobiografía que tiene que ver con el padre del autor.
La apuesta poética, que lleva ya varios años en la lista, es Adonis del que, siguiendo el adagio pessoano de que los poetas no tienen biografía, basta citar un poema, “Celebración de la Realidad” en el que dice “Por alto y radiante que sea el deseo / no puede tocar el cuello del sol. // La realidad es la flor más marchita / en el jardín de las palabras. // Realidad: sueño que no visita / ni hace amistad / más que con los párpados durmientes. // A veces el cuerpo parece un árbol / cuyo más bello fruto, el sueño, / no se puede recoger. // No hay diálogo entre el fuego y el agua: / un abrazo / hasta extinguirse. // La realidad / en la que se han convertido los caminos de la derrota / es la única / que conduce a los caminos de la libertad. // El olvido tiene una guitarra / en la que el recuerdo toca / sus calladas tristezas”.
Cierran la lista, del sexto al décimo puesto, los candidatos eternos representantes, cada uno, de diferentes modos de escritura que van de la lusofilia italiana de Antonio Tabuchi, Sostiene Pereira, una novela breve que mezcla realidad y ficción de un modo magistral, el, sobre todo ensayista y triestino, Claudio Magris que en Danubio hace un viaje interior y exterior, en muchísimas, pero siempre interesantes, páginas que son una de esas lecturas que llaman siempre a la relectura. Y el de moda Haruki Murakami que jamás ha vuelto a la altura de su Crónica, y el evasivo Thomas Pynchon que parece que en su última novela ha escrito algo destinado a ser un best seller.
Suerte a todos porque ya se sabe que esto es una lotería. Que, como siempre, ganará alguien que no está en esta lista.
Banda sonora
“Podemos irnos juntos lejos de este mundo tú y yo. / En un viaje por galaxias infinitas hacia el sol. / No queda nada que prolongue mi parada / en este mundo ni un solo minuto. // Tú y yo de viaje por el sol / en una nueva dimensión./ ¿Qué podría ser mejor que estar siempre juntos tú y yo? / ¿Que estar siempre juntos tú y yo?” (“De viaje”, Los Planetas).
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