martes, 6 de julio de 2010

La crítica de libros inexistentes no es una invención de Lem
(Stanislaw Lem)
Nada o la consecuencia no sólo es el primer libro de Solange Marriot, sino también la primera novela que haya alcanzado el límite de las posibilidades en el arte de escribir. No por ser una obra maestra de la belleza: la llamaría, si me apremiaran, una obra maestra de la honestidad”.
Esa novela, nunca escrita por la autora francesa, es una de las quince reseñas que crea Stanislaw Lem, en Vacío Perfecto (Impedimenta, 2008). La apuesta, como el mismo explica en una introducción a su propio libro, no es nueva y cita a Borges y Rabelais. Pero lo extraño es que viene de un autor al que siempre se le ha etiquetado dentro de la llamada “ficción especulativa”, y ahí merecería estar aunque sólo hubiera dado Solaris o sus cuentos, tan filosofía y humanismo como ciencia ficción, sobre el piloto Pirx.
Como en el resto de su obra, desperdigada y descatalogada por Bruguera y Minotauro, la importancia, más que en el contexto, también importante, debe ponerse en lo que se cuenta, en el trasfondo personal, filosófico e, incluso, ético, de lo propuesto. En Vacío Perfecto, además, para darle otra vuelta más a la creatividad, lo narrado corresponde a una realidad que ni siquiera existe, a una realidad inexistente pero sin la cual las reseñas no existirían y que hace a la crítica sobre este libro dividirse en dos: los que consideran a los nada breves apuntes sobre las obras un conjunto de argumentos a realizar y los que los toman como excusa para una serie de reflexiones y divertimentos.
“Joaquim Fersengel subraya que conoce la infamia de la quema de libros y bibliotecas enteras. Pero los autos de fe organizados en el transcurso de la historia eran infames porque eran retrógrados. Todo depende de la posición desde la cual se ordene la quema. Él propone un auto de fe curativo, progresista y salvador, y, puesto que Joaquim Fersengel es un profeta consecuente hasta el extremo, aconseja en su último párrafo que en primer lugar sea destrozada y quemada su propia profecía”.
Párafos como el anterior dan cuenta perfecta del libro de Lem que lleva todas “sus” “historias” hasta los límites, posibles imposibles, de la lógica y la lectura. Se trata de no sólo un juego o una demostración de habilidad literaria. De lo que se trata es de un ejercicio de exploración narrativa. Pero una exploración que no se detendrá sólo en el juego, como artificio posmoderno, aunque mucho de ello hay como lo hay en Borges que viene a la memoria una y otra vez durante la lectura del libro, sino en una verdadera exposición de las fronteras entre la mente y la letra, entre lo pensado y deseado y lo hecho, entre la escritura y la lectura, entre la creación y la recreación.
Y, por si no quedará clara la intención misma que hay en la construcción del libro, en su orden, en sus irrealizables propuestas, como una última ironía, Lem, esta vez disfrazado de físico recibiendo el premio Nobel cierra su magistral libro con las siguientes palabras: “De modo que si las cosas no son aún como tú dices, tal vez se trate de un plan; ¿un día, a lo mejor, ésta será la realidad? Deseo terminar mi disertación con las frases no del todo escépticas, de mi profesor. // Majestad, señoras, señores, muchas gracias por su atención”.

Drakontos
Bajo ese nombre, y con la apostilla de “el guardián del conocimiento”, nació, apareció, hace apenas un mes un librería nueva en Aguascalientes. A simple vista el caminante la puede confundir con una librería cualquiera porque no ostenta un gran cartel anunciando el negocio ni está demasiado preocupada por la decoración interior. Y eso, precisamente, porque su interés, como el del lector, son los libros. Lo asombroso es que, al fin, están, y casi al mismo tiempo que en los boletines de novedades, todos esos libros que hasta ahora en nuestra ciudad sólo existían a través de la compra en línea. Ahora cualquiera, antes de arriesgarse, y quinientos o seiscientos pesos son bastantes como para comprar a ciegas, puede tocar y ver el libro. Unos cuantos ejemplos: los Cuentos Completos de Clarice Lispector en Siruela, Literatura del siglo XX y cristianismo de Moëller en Gredos, un Hamlet ilustrado, Barthelme en Sexto Piso España, Ann Beattie y Robertson Davies en Libros del Asteroide, todo Flann O’Brian. La lista podría seguir y seguir, pero el bolsillo es siempre menor que el deseo. En fin, un mundo de libros de esos que no se ven, que no se veían, habitualmente en Aguascalientes.

Banda sonora
Atmósfera letal de gases venenosos, / aurora boreal en el cuadrante 8, / teletransportación, usad vuestros poderes, / decidle a los demás como tiene que hacerse. // Sorteamos bien algunas emboscadas, / pero otras veces no, y sufrimos bajas. / Esto es para ellos, que tanto nos odiaban, / sabed que vuestras armas no lograron nada. (“Política celestial”, Los Planetas).

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