martes, 16 de febrero de 2010

Un poema de Peñalosa

Un húngaro mutiló la Piedad de Miguel Ángel

 para José Emilio Pacheco

Sé que los artistas y mucha gente buena

no estará de acuerdo conmigo

ahora que acaban de llorar en asamblea

y sus lágrimas fueron noticia

por France Press, por United Press.

El mundo amaneció mutilado

porque a la Virgen de mármol le falta un brazo

la nariz, el velo, el ojo de la ternura

igual que los monstruos de guerra

cuando llega el médico a dar fe

y recoge en una sábana los sueltos pétalos

le duele al mundo que le hayan cortado una flor

cuando el cadáver de Cristo

extrañó los dedos sutiles que lo acunaban

y le dio miedo caerse por cuarta vez

quebradizo en la piedra del genio

y en la carne de obreros con que lo esculpió María.

Por el martillo hay que llorar, no por el mármol

por este pobre húngaro Laszlo Toth

vuelto loco, sin patria, sin familia

vagando como un gato en las calles de Roma

rabioso y solitario y muerto de hambre

al cruzar el Puente de las Cadenas de Budapest

encienden los faros los automóviles

una barca lleva por el Danubio

racimos de naranjas

y un sol de oro se enhebra en las góticas agujas

ay Hungría, pequeña y luminosa como gota de sangre

por ti pido perdón, Laszlo Toth

por ti y los suspicaces que no quieren perdonarte

y eres nuestro hijo

en carne violenta te engendramos

en cólera y en rabia

húngaro maniático, a ti quién te restaura

quién va a ponerte en su lugar la mano

el ojo, la razón, la vida

qué amor va a sostenerte en vilo la esperanza,

yo reclamo otra piedad para un hombre mutilado.


 

La apasionante historia del húngaro y la estatua, en Letras Libres.

No hay comentarios: