Un húngaro mutiló la Piedad de Miguel Ángel
para José Emilio Pacheco
Sé que los artistas y mucha gente buena
no estará de acuerdo conmigo
ahora que acaban de llorar en asamblea
y sus lágrimas fueron noticia
por France Press, por United Press.
El mundo amaneció mutilado
porque a la Virgen de mármol le falta un brazo
la nariz, el velo, el ojo de la ternura
igual que los monstruos de guerra
cuando llega el médico a dar fe
y recoge en una sábana los sueltos pétalos
le duele al mundo que le hayan cortado una flor
cuando el cadáver de Cristo
extrañó los dedos sutiles que lo acunaban
y le dio miedo caerse por cuarta vez
quebradizo en la piedra del genio
y en la carne de obreros con que lo esculpió María.
Por el martillo hay que llorar, no por el mármol
por este pobre húngaro Laszlo Toth
vuelto loco, sin patria, sin familia
vagando como un gato en las calles de Roma
rabioso y solitario y muerto de hambre
al cruzar el Puente de las Cadenas de Budapest
encienden los faros los automóviles
una barca lleva por el Danubio
racimos de naranjas
y un sol de oro se enhebra en las góticas agujas
ay Hungría, pequeña y luminosa como gota de sangre
por ti pido perdón, Laszlo Toth
por ti y los suspicaces que no quieren perdonarte
y eres nuestro hijo
en carne violenta te engendramos
en cólera y en rabia
húngaro maniático, a ti quién te restaura
quién va a ponerte en su lugar la mano
el ojo, la razón, la vida
qué amor va a sostenerte en vilo la esperanza,
yo reclamo otra piedad para un hombre mutilado.
La apasionante historia del húngaro y la estatua, en Letras Libres.
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