sábado, 3 de abril de 2010

El oro ensortijado

Generar nuevos significados, nuevas lecturas, nuevas interpretaciones.

(Jorge Mendoza Romero)


El Oro Ensortijado tiene un subtítulo, "poesía viva de México", que admite una doble lectura: una antología de poetas vivos y una antología de poesía vital. Pero la labor de los cuatro antólogos (Mario Bojórquez, Alí Calderón, Jorge Mendoza Moreno y Álvaro Solís) es, sobre todo y principalmente, la de ofrecer una opción estética en un volumen que se presenta desde el principio no tanto como una selección, que lo es, sino como una afirmación de lo más cierto que hay en cualquier lector, el placer. Por eso afirma Alí Calderón en su texto introductorio que "obedecemos en esta antología (…) a lo más íntimo y sincero: el gusto. Esta reunión de poetas parte del gozo de leer poesía". Una parte de las reseñas y críticas sobre El Oro Ensortijado hablan, en lugar de lo que hay entre las páginas, de precisamente todos aquellos autores que no están "representados" y que podrían estar. Leer así, presupone una idea que Bojórquez rechaza en las primeras páginas al escribir que este libro "se rebela ante la idea del uso de la antología como vehículo de legitimación de un discurso o de sus implicaciones sociológicas". Ambos puntos, el placer y la posición, se encuentran explicitados en dos frases de la introducción de Jorge Mendoza Romero: "no se trata de universalizar nuestra experiencia subjetiva de lectura. Lo que no impide defender una posición". Bajo esas premisas debe, pues, leerse El Oro Ensortijado, como "una antología que se sostenga, además, por un gusto honesto y una idea de la poesía".

Ordenados por fecha de nacimiento, entre Alí Chumacero (1918) y Alí Calderón (1982) se encuentran poetas que representan en sí mismos una línea de vitalidad, de ahí la afirmación del subtitulo, en la poesía mexicana de este siglo. Asombra, y es raro en otras antologías recientes, encontrar en esa coincidencia diferencias estilísticas entre los poetas. Conviven tranquilamente en las páginas, y en la mente y corazón de quien lee, la densa escritura de Claudia Posadas con el experimentalismo de Gerardo Deniz, la siempre irónica poesía de Héctor Carreto con la siempre impecable de Tomás Segovia. Y así podrían continuarse los ejemplos, buscando parejas de escritores de extremos, sino opuestos, al menos, bastante alejados.

Elegir de entre toda esa nomina que presenta El Oro Ensortijado es complicado y cada lector ha de tener la antología de su antología. Lo único que cabe hacer es leerla con la misma propuesta que fue escrita, dejándose llevar por el placer del descubrimiento o, en la mayoría de los casos, por el redescubrimiento. Los nombres para el lector habitual de poesía son conocidos, aunque nadie esté exento de una que otra sorpresa. Los poemas, en su selección, representan alguna que otra sorpresa. Esta antología es más que una simple nómina, un intento de posicionamiento o la afirmación de un triunfo estético, una constatación de la diversidad de propuestas, maneras y modos que caben dentro de la palabra poesía o Poesía. Una poesía que quiere enlazarse en esa tradición que comenzó con Francisco de Terrazas que "fundó la otra poesía y escribió / el primer verso del primer soneto: Dejad las hebras de oro ensortijado…".


Una toma de postura

"Creemos en la poesía de la pasión, en la que nace de la combustión de los huesos, como quería el Jerezano. Creemos profundamente en la poesía que estremece, que hace sentir algo más allá del tedio, que emociona. Creemos igualmente en la poesía que deleita, en aquella que sobresale por la autoreflexividad, es decir, por su cuidado formal, esa poesía que a través de la técnica y el oficio alcanza el donaire y la delicadeza de expresión" (Alí Calderón).


Paseando por Palacio de Gobierno,

un amigo, extranjero, se asombraba de los murales y pedía un poema. "Merecen", decía, "un poema largo, épico. De esos que ya no se escriben". Qué buen momento y qué gran regalo sería que alguien reeditara "Lección de historia patria ante un mural revolucionario" de don Víctor Sandoval que contiene, aunque eso debe quedar a gusto de cada lector, algunos de los mejores versos del maestro: "Aquí nace la luz y aquí termina; / pero su resplandor se eleva y no declina. / Y aquí estamos nosotros, asomados / hacia el paisaje y la verdad, cercados / por el verso en tumulto del poeta…".


Banda Sonora

Adiós a los días de fiesta, a los telediarios y a las caracolas. / Adiós a las ruedas de prensa, los falsos robados y las amazonas. / Adiós a los trajes de baño, los viajes pagados, los sitios de moda. / No habrá más copas de yate, tirar las botellas, dormir a deshoras. ("El cumpleaños de Ronaldo", La Costa Brava).

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