sábado, 17 de abril de 2010

Peter Taylor

Nadie piensa que me quedaré con ella / mucho tiempo. / Ellos no ven con tanta claridad como yo / el gran potencial que tiene

(Peter Taylor)


 

Decir que Peter Taylor es un autor bastante menos leído de lo que merece sería, aunque tópico, acertado. Decir que Taylor es un autor desconocido y de culto tendría una parte de verdad y una bastante falaz ya que es aunque si sea cierto lo de desconocido, no tiene esa base fiel de seguidores que hablan de él a la menor provocación. Además, se dedicaba a cosas como, según sus palabras "el largo cuento corto y el cuento corto largo" cuando no, como durante una época de su escritura, a los relatos escritos en versos porque así se aseguraba, de acuerdo a su explicación cierta tensión verbal que no lograba la prosa. Con sólo, hasta donde se puede conseguir, dos volúmenes publicados en español (una novela en España, aunque probablemente haya otros libros descatalogados y un librito, por el tamaño, en México) Peter Taylor es, al momento de descubrirlo una sorpresa.

Y más sorpresa cuando, al escandaloso precio de veintiséis pesos, se encuentra El adiestramiento de una amante que, con su formato diminuto, su horrible portada, el desconocido nombre del autor (un seudónimo no demasiado pensado) y ese título, parece ofrecer al lector compulsivo una edición de una noveleta eroto-galante de finales del diecinueve o de los alocados años treinta. Hasta que se descubre, al abrirlo y disfrutarlo de una sentada, que tiene toda la razón Laura Emilia Pacheco cuando escribe que "uno de los mayores atributos de Taylor radique en su capacidad para entretejer con delicadeza las alegrías y desgracias de sus personajes a través de una percepción ligeramente irónica y de una prosa cristalina, siempre eficaz". Eficaz, atributo tan desoído, y tan desusado, por los escritores más rabiosamente contemporáneos que prefieren entregar el brillo artificial en prosa antes que una historia que lleve al lector, sino adentro, al menos con la historia.

El adiestramiento de una amante reúne tres muestras maestras de las diversas facetas de Peter Taylor (falta la novela que practicó en sus últimas obras): el cuento, el cuento en verso y una brevísima obra de teatro.

"En la cineteca" habla de esos encuentros que siempre tienen dos planos, el de los acontecimientos físicos, el qué está pasando, y el del adentro de los personajes, qué está pasando cuando afuera acontece algo. Taylor, consciente de ello, lo resume, sin embargo, con una eficacia construida sólo en lo que el lector ve. Nada más. "Aún le era imposible recordar en qué había pensado cuando tomó al desconocido del brazo". Una película de Bergman, de la que nunca se dice el título aunque es fácil deducir que es El Séptimo Sello, constituye en este cuento un motivo doble: la gran diferencia de formación y de sensibilidad de una pareja que acaba de anunciar su compromiso y lo cercano que se puede estar con alguien a quien no se conoce pero que coincide en muchas más cosas que otro. Y, en realidad, una magistral reescritura de un tema eterno, la nostalgia que se debe sentir por algo que fue y ya no es porque, como al final del relato, "cada uno tuvo el deseo transitorio de aferrarse a algo perdido para siempre".

Las otras dos obras son también demostración de la habilidad de Taylor. "El adiestramiento de una amante", un relato en verso que combina múltiples voces y tiempos en cada una de sus partes, cuenta la historia de un hombre que tiene una amante femenina, sustituto de aquel amor suicida masculino que le abrió la puertas a la sexualidad y que termina con unas terribles palabras de despedida que sirven de epígrafe a esta columna, mientras que la breve "Apariciones familiares", una obra de teatro en un solo acto y con dos personajes, demuestra que no hay temas escabrosos siempre y cuando se traten con habilidad ya que junta, en sus apenas veinte minutos de representación, una historia de incesto y ruina familiar.

En suma, un autor olvidado pero al que, en esta aceleración de los tiempos, valdría la pena recordar y leer.


 

Dice Alan Sparhakw

Explicando eso para lo que no teníamos palabras. "Creo que es un rasgo de nuestra generación. Quienes vengan detrás nos lo van a reprochar con toda la razón. Una cosa es ser derrotados por el sistema y otra tener todo eso delante y ni siquiera ponerse a gritar. Pienso que nuestros hijos leerán sobre esta época y nos preguntarán por qué no poníamos bombas en los edificios del gobierno. Es triste decirlo, pero somos una generación pasiva y complaciente".


 

Banda Sonora

Sentado esperando a que llames, / rezando por que des una señal, / los días cada vez van más despacio / y solamente puedo esperar. / Que vengas a explicar que todo ha terminado, / que tengas que decir que no me quieres ver. / Es imposible que hayas olvidado / lo que los dos podíamos hacer. ("Segundo Premio", Los Planetas).

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