martes, 29 de septiembre de 2009

El mismo poema de Yannis Ritsos

en dos traducciones.

Detrás del olvido
Lo único sólido que de él quedó fue su chaqueta.
La colgaron allí, en el armario grande. Fue olvidada.
Se pegó al fondo, detrás de nuestras ropas de verano, de invierno,
- nuevas cada año, para nuestras necesidades nuevas -.
Hasta que,un día, llamó nuestra atención - puede que por su color extraño,
puede que por su anticuado corte -. Sobre sus botones
había tres imágenes, iguales y redondas:
el muro del fusilamiento, con cuatro agujeros,
y alrededor, nuestro remordimiento.
(Juan Ruiz de Torres)

Debajo del olvido
LO único concreto que quedó de él, fue su chaqueta.
La colgaron allí, en el gran armario. Fue olvidada,
apretada en el fondo por nuestras ropas , de veras
- no, de invierno, cada año, nuevas para nuestras necesidades.
Hasta que un día nos llamó la atención, puede que por su extraño color,
puede por el corte de la pasada moda. Encima de sus botones,
quedaban tres paisajes circulares de forma parecida:
el muro de la ejecución con cuatro agujeros,
y en torno nuestro remordimiento.
(Anónima)

4 comentarios:

El guz dijo...

Creo que el segundo se hace más bonito por el primero y el primero es más poderoso por el segundo, ¿separados? me gustan también.

Dorix dijo...

Ah, yo pensé que de Yannis Pilihós, ji ji. Por lo demás, me gusta la primera traducción.

Luis Boiler dijo...

Una más, de Román Bermejo. Como siempre ocurre en este oficio: algunas mejoras, algunas pérdidas.

Bajo el olvido
El único resto palpable de él era su chaleco.
Lo colgaron allí, en el ropero grande. Se olvidaron de él
quedó apretujado en el fondo, sepultado por nuestras ropas, de invierno, de verano,
nuevas cada año, para nuestras nuevas necesidades. Hasta que, un día, nos saltó a los ojos, - puede que por su color curioso, puede que por el corte anticuado -. Sobre sus botones
quedaban tres paisajes circulares similares:
el paredón de fusilamiento con cuatro agujeros, y todo
alrededor, nuestro remordimiento.
Traducción de Román Bermejo.

Qué ganas de saber griego!

Anónimo dijo...

A la vista de las excelentes traducciones de mis compañeros, intento mejorar la mía:

Abajo, en el olvido
El único resto palpable que quedó
de él era su chaqueta.
La colgaron allí, en el ropero
grande. La olvidaron.
Apretujada en el fondo, bajo nuestras ropas, de invierno, de
verano,
nuevas cada año, para nuestras nuevas necesidades. Hasta que,
un día, nos saltó a los ojos,
- puede que por su color extraño, puede que por el corte anticuado -. Encima de sus botones
había tres paisajes circulares
de idéntica configuración:
el paredón de fusilamiento con
cuatro agujeros,
y alrededor, nuestro remordimiento.