lunes, 10 de mayo de 2010

Juan Antonio González Iglesias

La canción del verano suena más que la Eneida

y en vano -Cioran dice- busca Occidente una

forma de agonía digna de su pasado.

Pero así están las cosas, y no tienen

vuelta

ni las generaciones ni las hojas

de los hombres.

Tristeza de saber que no regresaremos

a la ternura, la serenidad,

al fulgor de Virgilio.

Aquel verano

bailábamos oscuros bajo la noche sola.

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