Luego, horrorizado, le parece ver, a través de un vaho de vapor, que las piernas y los brazos de su padre se están despojando lentamente de mechones dispersos de pelos negros y terrosos.
(Claude Seignolle, Le Gâloup)
En el mercado editorial, de un modo muy semejante al cine, los movimientos se suelen dar, principalmente, por dos causas que resultan ajenas al proceso de creación: la moda y la casualidad. El hombre lobo, la versión cinematográfica, es moda; Los Hombres-Lobo, así con guión intermedio, (Siruela, 2002) es una casualidad de cajón de baratillo, lo que tratándose de la editorial española se agradece y bastante.
La labor de J. A. Molina Foix es, además de exquisita como antólogo, de una claridad, concisión y erudición como pocas en sus páginas introductorias. La selección, sorpresiva, sólo tiene un nombre medianamente reconocible para el aficionado a la literatura fantástica, Algernon Blackwood, mientras que los demás, basando parte del criterio de selección en autores desconocidos, o menos canónicos. El resto de los autores que proponen variaciones sobre el tema del hombre lobo son Frederick Marryat, Sutherland Menzies (que, según Molina Foix, puede ser el seudónimo de una mujer), Peter Fleming (hermano mayor del creador de James Bond y, mérito añadido para escribir terror, tío lejano de Christopher Lee), Geoffrey Household y el único de lengua no inglesa, el francés, antropólogo y escritor, Claude Seignolle.
Dos cuentos destacan sobre todos, "La Caza" de Peter Fleming y "Le Gâloup, del que para no perder su contexto rural francés el compilador prefiere no traducir el título, de Claude Seignolle. Y ambos por proponer una manera nueva de acercarse al mito, que está no tanto en la leyenda, que se conserva con variaciones mínimas y la mayor parte de las veces regionales, sino en la manera de narrar la historia.
En el caso de "La caza" el mérito, tan del cuento del diecinueve, es de la historia dentro de la historia, un recurso utilizado para captar la atención del lector y meterlo, literalmente, dentro de la historia. En una estación a la que el tren está llegando tarde (para un lector inglés eso ya es de llamar la atención y seguir leyendo) dos hombres, uno de ellos con un extraño defecto en la mano, platican sobre el misterioso caso de la familia maldecida por una gitana hasta que se descubre que en realidad todo el escenario no es sino la lucha entre ellos, el bien, como siempre, contra el mal.
"Le Gâloup" es, sin lugar a dudas, el más sorprendente por la elección del narrador, uno en primera persona que, no es desvelar nada pues se sabe desde el principio, es el propio hombre lobo en una constante lucha contra el hombre, y que queda magistralmente punteado por las interrupciones que describen, esta vez en tercera persona omnisciente, los preparativos para acabar con el mal que azota el pueblo. Hasta un final sorprendente que, este sí, mejor callar.
Los adolescentes muertos
En español ya estaban Edward Cullen, el hermoso vampiro, la ahora cinematográfica Susie Salmon y la extrañísima protagonista de Ghostgirl, pero si la moda continúa y se traduce habrá que estar atentos a la oleada que, en inglés, se está dando de adolescentes muertos. Before I die ("antes de que me muera") de Jenny Downham cuenta la historia de Tessa que, a sus dieciséis, quiere perder la virginidad antes de morir de leucemia. Jay Asher en Thirteen Reasons Why ("trece motivos") en que trece personas reciben un casette con los motivos por los que Hannah Baker se ha suicidado. Y parecidísimo a Ghostgirl, Lisa Schroeder en I Heart You, You Haunt Me ("yo te amo, tú me asustas") cuenta la historia del novio que vuelve a atormentar a la parte de la pareja que se ha quedado viva.
Ese espíritu adolescente se resume en unas cuantas líneas de Before I fall ("antes de caer") de Lauren Oliver cuya protagonista, que repite una y otra vez el día de su muerte al ser atropellada, escribe: "La cosa es que nunca se sabe. No es que te levantes con un malestar en el estómago. No ves sombras donde no debería haberlas. No te acuerdas de decirles a tus padres que los amas o –en mi caso- decirles adiós a todos. Si eres como yo, te levantas siete minutos cuarenta y siete segundos antes de que tu mejor amigo te recoja. Estás demasiado ocupada pensando en cuántas rosas te van a dar en San Valentín como para hacer algo más que ponerte a toda prisa la ropa, lavarte los dientes y rezarle a Dios para que te hayas dejado el maquillaje en la bolsa para arreglarte en el coche. Si eres como yo, tu último día comienza así".
Un principio perfecto
"Nadie me creerá nunca, pero la Gran Guerra comenzó cuando mi tío Otto y mi padre cazaron en el bosque un ciervo que tenía un ojo de cristal." Las primeras líneas del primer cuento de La Ceguera de los Ciervos de Carlos Frühbeck Moreno (Ediciones del Viento, 2009).
Banda Sonora
Las cosas deben ser así, / ya lo oísteis en latín, / "el hombre es un lobo para el hombre", / no estarás a salvo junto a mí, oh sí. // Es mi invitación / a ver de cerca el sol. ("San Martín", 091).
1 comentario:
Conozco poco de lo que se podría llamar "leyenda canónica" del hombre-lobo (así, con guión intermedio) pero algo cuenta Ovidio en sus mutaciones en donde a Licantropo, rey despiadao y cruel, como castigo de los dioses, se convierte en un hombre-lobo conservando, dice Ovidio, toda su maldad anterior.
Entre mis amigos y yo, tenemos la ligera sospecha de que en realidad la maldad del hombre-lobo, no recide en la mutación corporal, sino en la anulación de la conciencia "social", digamos, esa parte de ti que te permite no matar a ese alguien que te fastidia. La maldición creo yo, y eso concluyo de la última pelicula, esta en esa dualidad matar o dejar vivir a ese alguien molesto.
No lo se, pero me gustan mucho tus "Yo leo" fantasía y terror, creo que promueves en el lector casi lo mismo que logras con la poesia.
Saludos.
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