sábado, 19 de junio de 2010

Hermano Cerdo y el New Yorker

Si es una buena idea o no, lo sabremos a su debido tiempo. Sean felices.
(HC)
Con esas palabras de ánimo y una necesaria explicación, que no justificación (“Antes que nada, este nuevo número de HermanoCerdo no es una antología ni la buena nueva o algo por el estilo; no es una manera de quedar bien con alguien o con algo, y mucho menos una de esas compilaciones que intentan definir el pulso de una generación o de una corriente”), una de las revistas, sólo en edición electrónica (http://hermanocerdo.anarchyweb.org), que más ha hecho en este país por promover la literatura usamericana, especialmente la prosa, el tan traído y llevado “realismo” y el ensayo inteligente, ofrece en su último número un paseo, placentera apuesta, por el cuento norteamericano contemporáneo.

La oferta es amplia y va del interiorista y poético “Palabras, palabras, palabras” de Tom Lutz al ejercicio de género con cercanía a Auster de “El plagiario” de Alex Rose, del comedido, y subtextual, “Intento” de Todd Zuniga al perfecto “Hombres Callados” de Leslie Jamison, del carveriano “Coma algo” de Marie-Helene Bertino al espíritu pop de, significativo título, “A Light That Never Goes Out” de Garth Risk Hallberg, del humano, demasiado humano “El ganador” de Aaron Garretson, de los tristísimos “Para el mundo estaré enterrado aquí” de Jensen Beach, y “La señora de la cara maquillada” de Lesley Clark al lahiriano “Garganta demasiado pequeña” de la siempre asombrosa Cybele Knowles o el ¿hemingwayano? “Mierda en grande” de Clint Head.
Y, para aquellos lectores más interesados, o igualmente interesados, en el ensayo, una inteligente lectura de Los Esclavos de Chimal, una lectura crítica y nada complaciente de la obra de Fernando Vallejo y una apología, absolutamente necesaria, de Shirley Jackson.

En defensa de la desconocida Shirley Jackson
“Supongamos que Jackson no hubiera publicado “The Lottery” en el New Yorker en 1949, cuando todavía no era famosa. Supongamos que no se hubiera casado con un animal y que no hubiera tenido hijos ni necesidad de alimentarlos. Pero sobre todo supongamos que Estados Unidos hubiera sido, por ejemplo, Francia. En este mundo ucrónico, hoy no celebraríamos la llegada de Jackson al Olimpo oficial de las letras norteamericanas porque no haría falta: ella llevaría medio siglo en su pedestal, indiscutible, inamovible, barriendo los añicos de la campana de cristal y enterrando los restos del guardián entre el centeno”, escribe Pablo Chul.

La(s) lista(s) del New Yorker
¿Cómo no fiarse de una revista, y sus editores, que en 1999 eligieron una lista de veinte autores menores de cuarenta años a los que valía la pena seguir la pista y que incluía a Michael Chabon, Junot Díaz, Jeffrey Eugenides, Rick Moody, George Saunders, David Foster Wallace y, por supuesto, Jhumpa Lahiri. La mayoría, además, antes de su éxito artístico y mediático, antes de premios y de ventas.
De la nueva, de la que todos ya habían sido publicados en el New Yorker y va de autores que aún no tienen ni un solo libro publicado a los que ya tienen varios, habrá que estar atentos a la concisa escritura de Chimamanda Ngozi Adichie, al peruano Daniel Alarcón, al ya consagrado Jonathan Safran Foer, a Gary Shteyngart del que se puede leer en español Absurdistán y, por supuesto, a Rivka Galchen cuya primera novela, a pesar de sus últimas diez páginas, merece un lugar de excepción.
Sólo una duda. ¿Zadie Smith? ¿Expulsada de la lista porque no entregó un inédito a tiempo, condición indispensable o alguna otra inexplicable razón?

De Rivka Galchen
Así comienza “The Entire Northern Side Was Covered with Fire”, un cuento sobre amor, desamor y más desamor que eligió el New Yorker .
“La gente dice que ya no se lee, pero yo no creo que sea verdad. Los presos leen. Supongo que no tienen mucho acceso a computadoras. Una injusticia que a mí me resuñlta feliz. Las cartas más amables que he recibido –que son también las únicas que he recibido- me llegaron de presos. ¿Quizá somos todos prisioneros? ¿De nuestras propias vidas, de nuestros propios hábitos, de nuestra relaciones? No está bien que yo diga eso. Quizá puede que hasta sea malo ese aprovecharse de la miseria de los otros”.
Mientras que esperamos la anunciada traducción en Almadía de su primera y única novela, la desternillantemente obsesiva Atmospheric disturbances .

En el ultimo número de Letras Libres
El siempre inteligente Gabriel Zaid escribe que “En todos los países hispanoamericanos hubo querellas entre liberales y conservadores. Sólo en México decidieron matarse, en vez de escucharse, para acabar con las opiniones contrarias”.

Banda sonora
Mi piace andare piano piano / Como Adriano Celentano / 'Because like this' si arriva lontano. // Di no al pánico, sin pánico, sin pánico, no al pánico / Edipo contra Electra / Narcisismo es lo que impera / Qué simpático, simpático, carismático, simpático/ Edipo contra Electra / Tus complejos a la hoguera ya. (“Me amo”, Love of Lesbian)

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