La noche, no la noche, ella, se transforma en preguntas. ¿Por qué negro? Ella no contesta pues lo haría con otra pregunta ¿Por qué el cuerpo cubierto y el sexo desnudo? La respuesta sería la misma.
Y, conforme ella se acerca a la cama, las dudas desaparecen. Conviene a ambos que desparezcan.
Las manos comienzan el juego necesario del apoyo. El mismo gesto. Las palmas abiertas que se apoyan; los puños que se cierran como sobre las riendas. O están a punto de hacerlo.
Bastará la noche, sin dudas, para que sus cuerpos sean espejo.
De oscuridad. De certeza.
Y, conforme ella se acerca a la cama, las dudas desaparecen. Conviene a ambos que desparezcan.
Las manos comienzan el juego necesario del apoyo. El mismo gesto. Las palmas abiertas que se apoyan; los puños que se cierran como sobre las riendas. O están a punto de hacerlo.
Bastará la noche, sin dudas, para que sus cuerpos sean espejo.
De oscuridad. De certeza.
1 comentario:
¿Quizás también le interese, como en Amazon?
Publicar un comentario