sábado, 1 de agosto de 2009

23 PANDORAS, Juan Antonio González-Iglesias y Gil de Biedma


Leonard Cohen / Sube a mi habitación, amor, / sabes que allí está la verdad. / (…) / Ven aquí, amor,/ vamos a matarnos de mentira.
(Eva Vaz)
Las antologías son, si a posteriori, una manera de canonizar, en ambos sentidos de la palabra, modos y maneras de escribir, si a priori, sobre todo si son de jóvenes, un manifiesto para proponer una batalla, una demostración de algo que debe ser la escritura, aunque se diluya en el tiempo la radicalidad hasta convertirse en resabio del pasado o en un estilo dominante. En esta última tónica es en la que se inscribe 23 PANDORAS (así, con mayúsculas).
23 PANDORAS. Poesía alternativa española (Baile del Sol, 2009), antologada por Vicente Muñoz Álvarez, encierra, bajo esa alternativa etiqueta de “alternativa”, trescientas páginas (20 euros más gastos de envío, pero que los vale) con veintitrés escritoras, jovencísimas que representan, cada una a su manera, y con altibajos, un nuevo modo de escritura poética y femenina que podría enclavarse también bajo el título de uno de los poemas, de Mada Alderete, “Nunca podría ser Bukowski” y que el propio antólogo explica en su introducción definiéndolo, a pesar de que escribe que hay casi ningún punto de coincidencia entre las autoras, como “desgarrado y crudo a veces, irónico otras, crítico y reivindicativo siempre y, por encima de todo, visceral y sincero”.
De entre los poemas en esta antología que más llaman la atención son los que afirman la mano femenina que los anota. Por ejemplo, uno de Isabel Bono titulado “Gracias por su visita”, en el que la voz de la mujer encuentra una igualdad no tanto en el lenguaje sino en el permiso para usar un idioma propio: “antes de despedirse / a ella le hubiese gustado / que él preguntara / -¿te has masturbado alguna vez / pensando en mí? / ella habría dicho / -esta noche / será la primera vez”. Aunque, y eso es otra de las cosas admirables de esta generación, la figura femenina, la propia y la presentada en el poema,
Y, al otro lado del espectro, se encuentra, por ejemplo, Miriam Reyes que en su poema “No soy dueña de nada” da una versión, si no negativa, al menos desgarradora al proponer que “mucho menos podría serlo de alguien. / No deberías temer / cuando estrangulo tu sexo, / no pienso darte hijos ni anillos ni promesas. / Toda la tierra que tengo la llevo en los zapatos. / Mi casa es este cuerpo que parece una mujer, / no necesito más paredes y adentro tengo / mucho espacio: / ese desierto negro que tanto te asusta”.

Un poema de “Eros es más”
De Juan Antonio González-Iglesias, XIX Premio Loewe (Visor, 2007). Más vale tarde que nunca descubrir uno de los poemarios más inteligentes y sensuales de los últimos tiempos, marcado fuertemente por Jaime Gil de Biedma y la poesía de la experiencia.
“Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte. / Pero lo que presiento no se parece en nada / a la común tristeza. Más bien es certidumbre / de la totalidad de mis días en este mundo / donde he podido encontrarme contigo. / De pronto tengo toda la impaciencia de todos / los que amaron y aman, la urgencia incompartible / de los enamorados. No quiero geografía / sino amor; es lo único que mi corazón sabe. / En mi vida no cabe este exceso de vida. / Mejor; si te dijera que medito las cosas / (fronteras y distancias) en los términos propios / de la resurrección, cuando nos alzaremos / sobre las coordenadas del tiempo y el espacio, / independientemente del mar que nos separa. / Sueño con el momento perfecto del abrazo / sin prisa, de los besos que quedaron sin darse / sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo / y espero la mañana en la que no habrá límites”.

Jaime Gil de Biedma
Escribe en “De vita beata”, “En un viejo país ineficiente, / algo así como España entre dos guerras / civiles, en un pueblo junto al mar, / poseer una casa y poca hacienda/ y memoria ninguna. No leer, / no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, / y vivir como un noble arruinado / entre las ruinas de mi inteligencia”. Algo que podría ser el signo de la nueva poesía española en la que el poeta catalán se inscribe como el modelo sobre el que poetizar, siguiéndolo o desechándolo, aceptando su maestría o desmintiéndola, convirtiéndose en una figura emblemática de la segunda mitad del siglo XX en lengua española, a la altura, ya casi, de su admirado Cernuda.

Banda sonora
Hombres de camisa remangada / un misterio en la mirada / (…) / nenas con vestidos de colores / eludiendo amores al pasar. // Y tú, sólo faltas tú, cariño. / Ven esta noche a pasear conmigo. // (…) Esa sombra se ha movido / se oye un ruido... / Hablemos a solas / en el rompeolas. (“Rompeolas”, Radio Futura).

2 comentarios:

Vicente Muñoz Álvarez dijo...

pues muchas gracias por esas palabras, José Luis...

v

http://mividaenlapenumbra-vinaliatrippers.blogspot.com/

El Geras dijo...

A mi gusto, es una de las columnas mas bonitas que tienes. Se nota que disfrutas leer, pero tambien, escribir sobre poesia.

(Perdon por la falta de acentos, esta computadora no los tiene de momento)

P.D Escribe el guz desde otra cuenta. El geraz tambien saluda.