En How Fiction Works planteas que se trata de un problema técnico: como es difícil seguir creando personajes, surge esta manera de escribir. Pero ¿es sólo un problema técnico? Algunos hablan de crisis cultural, de crisis de los grandes relatos.
No es sólo un problema técnico. Tiene que ver con una suerte de relación moral y metafísica con el yo. El problema es que si dices esto, a mucha gente le parece que estás tratando de aferrarte a las grandes narrativas.
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Sí, yo creo que el gran problema de la narrativa (literaria o cinematográfica) es su visión del mundo, pero de todos los géneros, el más oscuro, es el que tiene que ver con el YO, con su exploración. Aferrarse al Yo con grado de tentativa de explorar lo nuevo, es, a mi gusto, embarcarte en terrenos que todos viven a diario ("Yo soy Yo, ¿para qué quiero saber qué clase de Yo eres Tú?").
En ese sentido creo que existen diversas propuestas interesantes que se atreven a mirar en los entresijos del Yo y sus estados más bajos. Así, la trilogía de la venganza de Chan-wook Park, o el corto de “The Hands” de Won Kar Wai, o aquellas míticas de Stanely Kubrick “2001: A Space Odyssey” y “The Shining”, o “Solaris” de Tarkovski (y la de Soderbergh también por supuesto), se enfrentan con uno de los problemas más ideales (¿metafísicos por ello?) pero a la vez materiales, el de la Conciencia del Yo.
La exploración de la conciencia me parece que es una de las propuestas más arriesgadas del cine porque exige, a mi gusto, no caer en la tentativa de simbolismo y te pone en la nada sencilla tarea de construir, entre otros elementos, cómo es que la conciencia que es tan ideal, fantástica y en muchas de las veces ficticia, nos mantiene y permite conocer el mundo concreto. De la explicación y puesta en cine de esta interrelación, creo, han salido las grandes propuestas narrativas de la historia. Ahora mismo recuerdo aquel artículo de Scott Esposito “El sueño de nuestra juventud” donde él expone sus razones sobre su gusto por la literatura, lo que me parece, deja de lado las críticas de la gente y propone una Lectura de la literatura antes que de las críticas, una búsqueda constante de lo que nos hace amar verdaderamente la literatura, ¿No crees que ese debería ser el verdadero problema?, ¿no crees que leer con más atención las críticas es peor que dejar de leer las obras porque las criticaron? (claro, el criterio siempre importa, pero la lectura propia tabién es necesaria). Lo que me parecería interesante saber es: ¿Te parece que la ficción, las grandes narrativas, las propuestas que buscan colocarse como nuevas deben sucumbir ante las críticas de la gente que dice que te aferras a las grandes narrativas? Creo saber la respuesta porque de algún modo me lo has dicho a cada rato: “Hay que mirar lo que miraron los grandes, el camino que siguieron ya lo dejaron escrito, por eso hay que leerlos a diario”.
Ahora bien, coincido con el criterio de "critica" que se retoma de T.S. Eliot, pero insisto: Leer, leer, leer.
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